Este decreto que modifica la categoría de protección del guincho viene motivada por el declive de la población de esta ave, anteriormente considerada como vulnerable y que en la última década se ha visto reducida hasta un 50% en el archipiélago.
En la actualidad, tan solo se registran siete parejas territoriales observadas entre Tenerife, La Gomera e islotes del norte de Lanzarote. A este bajo número de ejemplares se une la alta tasa de mortalidad de los más jóvenes.
Esa modificación de categoría, cuando se apruebe de forma definitiva, implicará, en un plazo máximo de tres años, la adopción de un plan de recuperación que incluirá las medidas más adecuadas para el cumplimiento de los objetivos buscados y la designación de áreas críticas.
En estas zonas de especial afección se fijarán medidas de conservación e instrumentos de gestión específicos.
Los principales factores que han propiciado esa merma del guincho son, entre otros, las molestias en las zonas de cría producidas por embarcaciones de recreo y motos acuáticas, así como la pesca desde la orilla en enclaves próximos a los nidos.
Ese tipo de águila es una rapaz especialista en la captura de peces y su población, por tanto, se encuentra ligada a hábitat acuáticos con abundancia de presas.
Las aguas que utiliza por lo general son claras, no contaminadas, poco profundas y tranquilas y usa indistintamente tanto los hábitat acuáticos ubicados tierra adentro como los marinos costeros.
En Canarias, el nido lo sitúan en acantilados costeros y roques cercanos a tierra, en áreas a sotavento y a una altura generalmente considerable.
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