Cristina Ortiz, el veneno que nunca debió morir

  • Ha vuelto a ser actualidad gracias a la serie que Javier Calvo y Javier Ambrossi han preparado para Atresmedia.
Cristina Ortiz, la Veneno, en una entrevista en 2016.
Cristina Ortiz, la Veneno, en una entrevista en 2016.
FIDEL LORITE
Cristina Ortiz, la Veneno, en una entrevista en 2016.

No tuvo una vida fácil. La Veneno ha vuelto a ser actualidad esta semana gracias a la serie que Javier Calvo y Javier Ambrossi han preparado para Atresmedia y cuyo primer capítulo -emitido el domingo a través de una plataforma de pago- ha removido conciencias mostrando lo que se escondía tras el personaje que animó las noches televisivas de los 90. Referente para travestis y transexuales en lucha por su identidad, Cristina tuvo siempre muy claro que nadie iba a condicionar sus decisiones.

Aunque de pequeña la llamaban Joselito, siempre supo que era una mujer. Creció entre insultos, desprecios y humillaciones. Su propia familia le hizo el vacío durante una infancia que fue tortura. Cuando decidió dar el salto a una nueva vida, nadie la apoyó. Se enfrentó a los suyos, mutiló amistades y viajó a Madrid. Buscó trabajo hasta la extenuación, pero acabó poniéndole precio a su cuerpo en el parque del Oeste. Fue su trampa y su salvación. Allí fue descubierta por Pepe Navarro y convertida en un icono irreemplazable. Cristina ganó mucho dinero con sus apariciones cruzando el Mississippi de Telecinco, pero también duplicó -y hasta triplicó- su tarifa como amante de cobro.

Aprendió a vivir en el riesgo hasta que el riesgo acabó con ella. Ni siquiera en el momento de máximo reconocimiento, cambió su forma de ser. Era sincera, generosa y responsable con sus afectos. Supo perdonar a su familia. Tal vez por eso le gustaba recomponer tragedias, conducir sentimientos y aconsejar de forma efectiva, a pesar de que era incapaz de escapar de sus propias sombras. Las mismas que la llevaron a prisión cuando quemó su casa para cobrar el seguro. Fue su caída al infierno. Obligada a permanecer en un módulo de hombres, Cristina denunció acoso continuo, abusos y violaciones de otros internos que le provocaron una fuerte depresión. Además del ánimo, su encierro le hizo perder la figura. Pasaron varios años hasta que pudo volver a enfundarse en la talla en la que se creía feliz.

Sin embargo, el olvido fue peor condena que la cárcel. No supo asimilar que el tiempo de fama y esplendor había terminado. Se aferraba al pasado para no naufragar en ese mar de mentiras en el que se ahogaba para obtener mayor repercusión. Semanas antes de morir, presentó un libro de memorias con el que pretendía demostrar(se) que fue, indiscutiblemente, la pieza necesaria para entender la televisión española de toda una década. En sus últimas intervenciones jugó al despiste hilvanando romances imposibles con personalidades relevantes y confesó ser guardiana de secretos políticos inverosímiles. Su mirada y su voz ya no eran las mismas. Apenas se la entendía.

Cristina había vuelto a deambular por la oscuridad con un novio que, más que amantem fue instigador o mala influencia. Otra vez se dejó cegar por su querencia por la compañía, despertando los peores presagios en en el barrio en el que malvivía. Su muerte no fue sorpresa, pero sí conmoción. Aunque las especulaciones fueron continuas, la investigación arrojó que la Veneno había muerto por un golpe casual en la bañera tras ingerir alcohol y estupefacientes. La autopsia realizada ratificó las primeras conclusiones y sus restos mortales fueron sepultados en Adra, incumpliendo su última voluntad.

Aunque el caso sobre su muerte se archivó, la hermana de Cristina quiso reabrir la investigación hace unos meses. Contrató los servicios del forense Luis Frontela -que también participó en las autopsias de las niñas de Alcasser- y presentó un informe fundamentado por las fotografías realizadas al cuerpo en el que, por su experiencia, se apreciaban signos evidentes de forcejeo y hematomas en la piel. Indicios que demostrarían que alguien acabó con su vida y que minutos antes de morir, intentó zafarse de su asesino. 20Minutos ha podido confirmar que, a pesar de la documentación aportada, el juzgado optó por no admitirla. Tras el resurgir de su figura, nadie descarta ahora que se vuelva a requerir la reapertura del caso por los cauces legales.

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