Un estudio de la Universidad de Navarra ha probado que el consumo de una dieta rica en grasas provoca cambios en el gen de la leptina, encargado de regular el peso corporal y de inhibir la ingesta de alimentos cuando los depósitos grasos crecen demasiado. Si este cambio se hereda, la obesidad y otros problemas metabólicos también podrían pasar de padres a hijos.
El biólogo Fermín Milagro, uno de los expertos, explica que estos hábitos alimenticios "son capaces de modificar genes de manera permanente y por tanto, cambiar su expresión". Así, si se demuestra que dichos cambios pueden heredarse, "se puede afirmar que la alimentación de los padres sería causante de problemas metabólicos como obesidad, diabetes tipo 2 o hipercolesterolemia no sólo en ellos sino también en sus hijos".
"Existen diversos nutrientes capaces de modificar genes, incluyendo los del óvulo y el espermatozoide, y cuyas consecuencias sobre el ADN también podrían transmitirse como por ejemplo, el ácido fólico, la metionina -un aminoácido abundante en las proteínas- o algunos polifenoles presentes en el té verde y la soja. Esto significaría que los padres y en especial, la madre, deben vigilar lo que comen no sólo durante el embarazo y la lactancia sino también en los años anteriores", destacó el investigador.
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