Francesc Vilà: "Se quiere convertir en enfermos mentales a todos los que sufren precariedad social"

El psicólogo psicoanalista, investigador en salud mental comunitaria y profesor del Máster 'Actuación clínica en psicoanálisis y psicopatología' de la Universidad de Barcelona, Francesc Vilà, ha lamentado que, actualmente, se quiere reconvertir en enfermo mental "a cualquier persona que no tiene un bienestar emocional y con dificultades para sostener su integración social, para sacar adelante su familia o su proyecto vital".

"A estas personas se les convierte en enfermas mentales, se les dice que están deprimidas, locas o angustiadas y se les va a tratar como individuos enfermos", ha advertido Vilà en declaraciones a Europa Press poco antes de participar en las VI Jornadas 'Psicología de la intervención social. Servicios Sociales y vulnerabilidad social' organizadas por el Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia (COP-RM).

A su juicio, el mundo sociosanitario tiene que negarse a esta tendencia y defender que el hecho de que una persona tenga dificultades con sus lazos sociales y con mantener su proyecto vital "no es una enfermedad mental, sino un síntoma social que hay que atender en estos nuevos servicios sociosanitarios".

"HAY POCOS VERDADEROS ENFERMOS MENTALES"

Ha señalado que la enfermedad mental en los hospitales "está reservada para aquellos que no tienen una fractura con los otros, sino entre su mente y su cuerpo". Desde este punto de vista, destaca que hay "pocos verdaderos enfermos mentales". Esta fractura, puntualiza, "no es igual que la fractura con lo social, con la familia y con el trabajo", de aquellos que sufren de la "precariedad social".

Ha reconocido que las fronteras entre una cosa y otra no son "limpias" sino que hay espacios de conexión, pero cree que es importante transmitir al ciudadano que "no se trata de convertirnos a todos en enfermos mentales", sino que "nos interesa ocuparnos de la comunidad, luchar para un nuevo mundo digno y dejar de ser precarios".

Por tanto, el mundo sociosanitario tiene una primera función "política" que consiste en "volver a dar la palabra a los protagonistas para que se puedan organizar".

Afirma que el mundo sociosanitario es un nuevo espacio a construir a partir del encuentro interdisciplinar en la comunidad, fuera del hospital y de los servicios especializados, entre los servicios sociales, los nuevos servicios de salud mental comunitaria, los insertores y los educadores.

Las tareas pendientes de los dispositivos sociosanitarios son, por tanto, "ocuparse de la vida digna, facilitar que las personas tengan derecho a una formación correcta para ganarse la vida, integrarse en el mundo laboral y que se puedan emancipar, con derecho a una vivienda digna y a construir su propio proyecto vital".

EL ORIGEN DE ESTA RUPTURA SE REMONTA A LOS 70

Vilà ha manifestado que "hemos llegado a un tiempo nuevo y el reto es construir en la comunidad -no en los hospitales ni en los servicios especializados-, un nuevo mundo sociosanitario interdisciplinar que responda a un reto que se ha ido configurando en estos últimos 40 años".

En este sentido, Vilà se remonta a la década de los 70, que ha calificado como "horribilis" porque "ocurrieron cosas que han tenido un largo recorrido y que aún están ocasionando consecuencias". En concreto, ha destacado que ocurrieron varias cosas importantes en esa década como, por ejemplo, el hecho de que el ex presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, destruyera en 1971 los acuerdos de Bretton Woods.

En concreto, Vilà recuerda que esos acuerdos facilitaron que se desarrollara una economía social en el mundo occidental basada en la paridad entre el dólar y el oro. En cambio, Nixon decidió derogar estos acuerdos "acuciado por el déficit económico, personal y social ocasionado por la guerra de Vietnam".

Esta decisión dio paso a una nueva era en la economía ratificada en 1976, cuando el economista Milton Friedman, jefe de la Escuela de Economía de Chicago, fue nombrado premio Nobel. En ese momento, anunció dos cosas "inauditas" hasta ese momento, al afirmar que lo importante en la economía es la cantidad de dinero que circula, y que destruir produce beneficios.

"Friedman sostenía que destruir empresas, destruir lazos sociales, destruir lazos laborales, destruir acuerdos y confianzas entre las empresas produce beneficios", explica Vilà.

Además, el filósofo francés Michel Foucault dijo en 1975 que había que tener cuidado con el nuevo mundo que se estaba creando, y predijo el advenimiento de la 'biopolítica', "que es una nueva manera de nombrar, diagnosticar y tratar a aquellos que no siguen el nuevo ritmo de la sociedad".

Para Vilà, en la década de 1970 "empiezan a romperse los lazos sociales de la modernidad". El proceso ha ido evolucionando y aumentando, hasta el punto de que "hoy en día no se trata de abordar tanto los trastornos mentales, que todo el mundo dice que van en aumento, sino de atender algo que es muy importante y que los ingleses denominan con la expresión 'mind the gap', es decir, vigilar la brecha o la ruptura que se está generando en la sociedad".

LA NUEVA FUNCIÓN DE LOS SERVICIOS SOCIOSANITARIOS

Para Vilà, el nuevo mundo sociosanitario debe aspirar a responder a esta ruptura, es decir, debe "ocuparse de las brechas que se producen en la familia, en la escuela, en la comunidad o en el trabajo" porque, en caso contrario, como dice el economista Guy Standing, "todos vamos camino de ser precarios".

Vilà ha señalado que se trata de una nueva clase social "invisible" conformada por "todos aquellos que, poco a poco, van perdiendo sus lazos con la comunidad, con el trabajo... y que tienen como única condición ser precarios y estar dispuestos a cualquier utilidad que esta nueva economía neoliberal exige".

Por tanto, Vilà señala que el mundo sociosanitario del futuro, compuesto por trabajadores sociales, educadores, psicólogos clínicos, psiquiatras, integradores sociales y laborales, "debe ocuparse del 'mind the gap', es decir, de vigilar la brecha que se produce entre unos y otros".

Ha advertido que esta brecha produce "una desigualdad económica brutal, así como una destrucción del estatus laboral de las personas, de las relaciones en las organizaciones laborales, pero también de las relaciones parentales y fraternas, que se van rompiendo; y también hablamos de los problemas en la escuela y la dificultad de mantener la comunidad educativa".

Asimismo, este concepto también hace referencia a la brecha en la comunidad, a los estigmas y a la relación con el segregado o con quien se considera que "no es nuestro".

De hecho, Vilà recuerda que en 1970 "vuelve algo que fue olvidado y que había ocurrido en los años 40 del pasado siglo, cuando sucedieron dos cosas muy trágicas: los campos de exterminio y la bomba atómica y su hongo atómico".

Este psicólogo psicoanalista identifica estos dos hechos como el inicio de la brecha en relación a la imagen que los humanos habían construido desde la Ilustración con la idea de igualdad, fraternidad y libertad que "nos había permitido construir el nuevo mundo moderno e ilustrado".

Ha lamentado que este mundo moderno "empezó a irse al garete cuando los nazis crearon máquinas de destrucción de la imagen humana" y cuando los científicos dieron a los políticos la oportunidad de la guerra nuclear. "El hongo atómico permite, como algunos artistas han mostrado, ver en contraste una especie de radiografía térmica de lo que queda del humano cuando se va destruyendo la carne", ha manifestado.

A través de la 'biopolítica' que anunció Foucault, "se quiere convertir en enfermos mentales a todos aquellos que tienen dificultades para sostener los lazos sociales", según Vilà.

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