Son uno de los visitantes más habituales del verano. Molestos y agresivos, los mosquitos y sus picaduras desaparecen durante el invierno. Pero, ¿dónde se esconden?

Un artículo del Reader's Digest revela lo que ocurre. En primer lugar, los machos simplemente no llegan al invierno. En otoño, cuando han terminado de aparearse, viven un promedio de 10 días más y tras haber alcanzado los límites de su utilidad, mueren, incluso antes de que llegue el frío.

En cambio, las hembras sobreviven. Su estrategia consiste en aumentar de peso, hasta 10 veces su peso corporal normal. Buscan un lugar para esconderse o enterrarse, como el tronco de un árbol o grietas en el suelo. Entran en un estado de hibernación llamado diapausa y se mantienen con vida, por mucho frío que haga, hasta seis meses. Ni siquiera necesitan agua.

Posteriormente, cuando las temperaturas aumentan, despiertan y salen a buscar sangre para nutrir sus huevos.

No obstante, existen algunas especies de mosquito que sí se mantienen vivas en invierno, como el Culex pipiens molestus, que ha evolucionado.