Belén Esteban, una princesa con corona de espinas

  • Es, sin duda alguna, el personaje del corazón (sin oficio ni beneficio) que más ha dado que hablar en los últimos años.
La colaboradora de televisión Belén Esteban, en una imagen reciente.
La colaboradora de televisión Belén Esteban, en una imagen reciente.
GTRES
La colaboradora de televisión Belén Esteban, en una imagen reciente.

Belén Esteban es, sin duda alguna, el personaje del corazón (sin oficio ni beneficio) que más ha dado que hablar en los últimos años. Décadas de fama que le llegaron repentinamente tras su relación con Jesulín de Ubrique y que le han hecho embolsarse cerca de 20 millones de euros. Una cantidad desorbitada que la de San Blas ha obtenido con entrevistas en televisión, exclusivas en revistas y colaboraciones en espacios dedicados al chisme nacional. Nadie ha conseguido, a pesar del empeño, arrebatarle el puesto de la más rentable del solar patrio.

Nada queda de aquella joven de origen humilde y nariz aguileña que se mostraba tímida y distante cuando los reporteros asfálticos le preguntaban por sus asuntos más íntimos. El nacimiento de su hija Andrea y la posterior separación del torero le cambiaron la vida. Puso precio a todos los problemas con Jesulín y emprendió una guerra contra los de Ambiciones que dura hasta nuestros días. Mercantilizó amenazas de muerte, batallas familiares e, incluso, acusaciones que le llevaron a los tribunales. Se rodeó de gente que no la aconsejó bien, como la vidente Cristina Blanco, que la empujó a realizar montajes, como aquel mediante el que sostuvo que un jeque árabe le había regalado un rolex de oro que en realidad ella misma había adquirido, a plazos, en unos grandes almacenes.

Su naturalidad y esa mezcla entre pasión, desgañite e incultura, provocaron que Belén fuera ejemplo carnal del sueño americano pero a la española. Sus dimes y diretes la encumbraron al Olimpo de los dioses de barro donde obtuvo su corona laureada en 2009 al fichar por Sálvame. Allí ha vivido y protagonizado los momentos más delicados de su vida. Como si de un culebrón se tratara, ha tenido que enfrentarse a infidelidades de su novio y su exmarido y a traiciones familiares y profesionales. Tanto escándalo tuvo su punto álgido cuando la Fiscalía de menores llegó a iniciar los trámites para expedientarla por sobreexponer a su hija en los medios de comunicación. Aunque la sangre no llegó al río, de la polémica nació otra de sus célebres frases que no es otra que "ni que fuera yo Bin Laden".

En el terreno sentimental, la vida de Belén ha sido siempre una montaña rusa. Con su relación con el empresario Óscar Lozano pretendió explorar otros ambientes sociales, pero sin duda alguna quien marcó su vida fue el camarero Fran Álvarez, con el que contrajo matrimonio religioso en 2008. El amor y la televisión iban por el mismo camino pero por tiempos diferentes. Sus rupturas y reconciliaciones se zanjaban a golpe de talonario dependiendo de los intereses de su programa. Dani DJ fue, por contra, su mayor equivocación. El hombre que le presentó el lado oscuro de la noche. Allí permaneció durante años cayendo en un pozo de adiciones del que ella misma confesó haber salido en su libro autobiográfico. Ahora parece feliz.

Su relación con Miguel Marcos podría tener su broche de oro este mismo año si finalmente consigue la nulidad eclesiástica. Belén pretende casarse y ser madre de nuevo ahora que los fantasmas del pasado parecen haberse esfumado. A su lado, aunque en una discreta posición, su hija Andrea sigue con su vida alejada de las cámaras. Se prepara concienzudamente para ejercer como técnico de imagen y sonido, descartando participar del show business en el que podría ganar cantidades ingentes de dinero.

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