Plántale cara al ruido

  • La contaminación acústica afecta al 30% de los hogares
  • Se pueden tomar medidas para evitarla
  • Una reformas en casa pueden paliar sus efectos
Los hogares soportan un nivel excesivo de ruido.
Los hogares soportan un nivel excesivo de ruido.
ESTEBAN
Los hogares soportan un nivel excesivo de ruido.

Los barrenderos y sus cristales rotos, la bronca semanal de los vecinos, los pitidos de los coches en hora punta... Hay muchas, y muy diversas, fuentes de ruido que de una manera u otra repercuten en nuestra calidad de vida en el hogar. Tanto es así, que uno de cada cuatro españoles considera los ruidos como el principal problema de su casa.

Más del 30% de los hogares en España sufre algún tipo de contaminación acústica en su vivienda, procedente tanto del exterior como del interior de la finca, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Para poner freno a las molestias que conlleva, se ha aprobado el nuevo Documento Básico de Protección frente al Ruido, que mejorará el nivel acústico en los edificios construidos a partir de octubre de 2008 aumentando los umbrales mínimos de aislamiento.

Manos a la obra

Sin embargo, no hace falta que la casa sea nueva para no sufrir estas molestias. El resto de viviendas también pueden ponerse manos a la obra para reducir los niveles de ruido. Entre las obras de mejora, se pueden reforzar las ventanas con un doble acristalamiento –cuanto más espesor haya entre los cristales, mejor–, una solución que puede salir por unos 700 euros por ventana.

Para los ruidos procedentes del interior del edificio, se puede acordar en junta el revestimiento de los conductos de canalización de la finca o recurrir a otras medidas más económicas, como la instalación de burletes en las puertas o colocar alfombras en los suelos.

Si aun tomando medidas el problema no desaparece, las asociaciones de consumidores recomiendan denunciar los hechos ante el juzgado de primera instancia, quien, con ayuda de la inspección de agentes municipales, deberá considerar si se está incurriendo en delito. Aunque varían según los municipios, los niveles máximos de ruido permitidos están entre los 50 y los 60 decibelios durante el día (de 8 a 21 horas) y entre los 40 y los 50 decibelios durante la noche.

El típico vecino ruidoso

Un caso muy frecuente en las fincas de propietarios es el del vecino ruidoso, que, ya sea con fiestas, gritos o música, molesta sistemáticamente al resto de habitantes del inmueble. Para acabar con el problema, lo primero es acudir al presidente para que, en nombre de la comunidad, le avise de la situación.

Si hace caso omiso, el siguiente paso es tramitar una denuncia ante el juez. Éste deberá, si procede, establecer una sanción, que puede ir desde el cese de las actividades o el pago de indemnizaciones, a una privación de hasta tres años del derecho a usar la vivienda.

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