Con el alma hecha jirones. Así esta la periodista María Teresa Campos después de que el pasado sábado, 28 de diciembre, anunciara, a través de un escueto pero certero comunicado, que su relación con Edmundo Arrocet había llegado a su final después de casi seis años.

Un tiempo en el que la pareja ha sobrevivido a continuos rumores sobre supuestos líos de faldas que nunca han sido confirmados. Solo la existencia de unas fotografías en las que el humorista chileno aparecía acompañado por una vieja amiga despertaron en María Teresa unas dudas que se desvanecieron con mayores y más delicadas atenciones.

Aunque ninguno de los protagonistas del amargo final ha querido dar explicaciones sobre los motivos reales que les han llevado a tomar tamaña decisión, 20minutos ha podido saber que la ruptura de la pareja se produjo a principios del mes de noviembre –y no a finales, como sostienen otras personas– y que el primer paso fue dado por la presentadora después de una fuerte discusión motivada por las continuas ausencias de Arrocet.

Fue como poner nombre a lo que él ya había decidido. El tiempo dinamitó el resto de los sentimientos y ni siquiera las conversaciones residuales que mantuvieron después pudieron avivar un fuego que ya era devastador. Me aseguran que ninguno de los dos propuso nuevas oportunidades y que, a día de hoy, los ánimos están realmente caldeados entre ellos. Hay mucho dolor y reproches por resolver.

Eso sí, no están solos. Frente a la Campos se ha levantado un infranqueable muro protegido por sus dos hijas, Carmen Borrego y Terelu Campos. También sus incondicionales, como la periodista Belén Rodriguez o Rocío Carrasco, le han mostrado el apoyo físico y espiritual que necesita en estos momentos. Por su parte, Bigote recibe el cariño de sus hijos y amigos, mientras que hace caso omiso a los mensajes y llamadas telefónicas que recibe estos días.