Las mezquitas de la capital aragonesa se quedan ya pequeñas para acoger durante el Ramadán, que se celebra desde la semana pasada, a la cada vez más creciente comunidad islámica de la ciudad. En toda la comunidad aragonesa hay algo más de 35.000 personas que profesan el Islam, la mitad de ellas en la capital aragonesa, según estiman las asociaciones y colectivos musulmanes de Aragón.

Desde el pasado 1 de septiembre, decenas de miles de creyentes de diversas nacionalidades siguen el Ramadán. Durante las horas diurnas se abstienen de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales para, una vez puesto el sol, reunirse con los suyos para orar.

Aquí es donde surgen los problemas, sobre todo los viernes (día obligatorio de rezos en comunidad), ya que las mezquitas no dan abasto para acoger a todos los fieles. «En Zaragoza hay una decena de mezquitas, pero muchas veces los creyentes se tienen que volver e irse a casa porque no caben», asegura Fawaz Nahhas, presidente de la Comunidad Islámica de Zaragoza.

En la capital aragonesa, las mezquitas se distribuyen entre el Casco Histórico, Oliver, La Almozara, Las Fuentes, Torrero, Delicias y Arrabal.

Desde el alba hasta el ocaso: Durante el Ramadán, los musulmanes ayunan de comida, bebida, tabaco y relaciones sexuales durante las horas de sol. En esta época del año esto supone 15 horas de ayuno de media. El Ramadán se prolonga hasta el 29 o 39 de septiembre.

Valor espiritual: El ayuno físico persigue algo más profundo, la búsqueda de la voluntad y el control de los actos, el dominio de uno mismo. Uno de los objetivos es concienciarse sobre la existencia de aquellas personas que viven en la miseria o con muchas necesidades.

Los que no están obligados: Niños, ancianos, enfermos y personas en situaciones especiales están exentos de seguir el ayuno. En su lugar, quien no lo puede seguir colabora dando de comer a una persona al día.

Más de 3.000 escolares: En Zaragoza hay algo más de 3.000 escolares que estudian religión islámica. Algunos niños deciden ayunar algún día suelto para ir adaptándose.

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