Cienfuegosdanza celebra sus 20 años con una revisión "rebelde, política y llena de luz" del Réquiem de Mozart

La compañía valenciana Cienfuegosdanza celebra su veinte aniversario con una revisión "muy rebelde y política" del Réquiem de Mozart pero, al mismo tiempo, "llena de luz y celebración" para abordar "de una manera positiva la memoria histórica" y "la muerte sin tenebrismos". Se trata de un espectáculo multidisciplinar de gran formato que puede verse en el Teatro Principal de València del 6 al 8 de diciembre.

El director, Yoshua Cienfuegos, ha presentado este lunes su nueva propuesta en la que combina distintos lenguajes: la danza contemporánea y la española dialogan con textos dramatizados, tanto suyos propios como de otros autores, y se entremezclan con la música de un cuarteto de cuerda y de un tenor. Todo ello, acompañado de constantes proyecciones audiovisuales.

Cienfuegos ha apuntado que leyó un artículo de un obispo que decía que la memoria histórica fomenta el odio. "Yo no odio a nadie, pero quiero saber de dónde vengo porque provengo de una familia asturiana que tuvo que reacondicionarse a unos hechos históricos y tuvo que emigrar", ha contado. Por ello, quería transmitir "una lectura clara de unas ideas" pero sin llevarlas a ninguna ideología ni posicionarse a favor de un partido. "Yo recuerdo los silencios en mi casa y no quiero que sigan siendo silencios", ha recalcado.

Además, encara los iconos "con mucha ironía", pero "siempre desde el respeto". De este modo, habla sobre la muerte desde la celebración ritualizada donde el hombre abandera su destino acompañado por los dioses menguados por el tiempo. Al respecto, ha aclarado que aunque hay sombras, "no es nada tenebroso ni tortuoso" sino "la muerte como impacto, olvido, recuerdo, liberación.

Cienfuegos ha explicado que el proyecto ha estado tres años en el cajón, en el que se ha ido enriqueciendo, y ha considerado "un milagro" que haya visto la luz por la precariedad del sistema del tejido profesional, pero que han podido sortear gracias al "esfuerzo y compromiso" de todos y a su obstinación personal.

Réquiem nació de "un impulso" pero es un proyecto "muy pensado, muy meditado" que ideó desde una absoluta libertad y está "muy satisfecho" del resultado porque ha conseguido "hacer y contar" lo que ha querido y trabajar con la gente que quería. "Aquí no hay nadie de rebote", ha apuntado. Réquiem marcará un punto de inflexión en su trayectoria. Ahora están en conversaciones con salas de Madrid y Barcelona aunque no hay nada cerrado.

RETO DE ADAPTACIÓN

Por su parte, Rut Quiles ha señalado que ha sido "un gran reto" la adaptación musical porque Réquiem es un "referente musical y muy emocional" para muchísimas personas y ha sido "muy complicado" reducir esta obra, creada por Mozart para una orquesta y un coro sinfónico, a un cuarteto y un tenor, que salen a escena sin partitura y tocan en movimiento, sin poder sentarse.

"Provenimos de distintas disciplinas, pero todos somos un mismo equipo y todos somos intérpretes, es nuestro cuerpo y nuestra alma los que se ponen al servicio de Réquiem", ha comentado. Quiles ha destacado que es una propuesta "muy valiente" por con la rebeldía con la que aborda la muerte, pero es también "muy alegre y nada decadente".

Del mismo modo, la bailarina Sara Cano ha incidido en que este espectáculo tiene "algo de oscuridad porque es necesario que haya oscuridad para que pueda salir la luz" y encierra "mucha denuncia, no solo a la memoria del pasado que se nos ha negado, sino también de denuncia a cosas que pasan hoy en día como un planeta que se muere o a una sociedad que quiere obviar lo feo, la enfermedad y la muerte y solo acepta lo belleza".

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