El tesoro subacuático de los Baños del Carmen está a tiro de piedra

  • El Aula del Mar destaca que esta zona puede servir para acercar la naturaleza submarina a los malagueños.
  • Es un reducto de vida en un litoral que parece un desierto.
  • Pero el hábitat está amenazado por proyectos de reforma en el litoral.
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Orilla de los Baños del Carmen en un espléndido día de playa. Mientras me pongo el neopreno, las gafas, el tubo para respirar y resto del equipo para una excursión subacuática, un niño de unos siete años se aproxima.

«¿Vas a cazar un pulpo como ese hombre?», pregunta. El cazador está a cinco metros, tratando de separar su captura del palo que ha utilizado para coger al animal.

«No, yo sólo me llevo fotos de los peces. Ya hay muchos pescados en las pescaderías -contesto-. ¿Has visto muchos peces por aquí?». «Sí, aquí hay muchos. Yo también tengo un traje de buzo», responde.

Mi pequeño amigo me acompaña hasta el agua, donde me sumerjo. Tardo unos segundos en alegrarme la mañana. La inmensa mayoría de las playas de Málaga tienen bajo el mar un aburrido desierto de arena. Arena, arena y arena.

Aquí, a dos metros de la orilla hay una amplia extensión de anémonas (un animal que se fija a las piedras similar a un manojo de pequeños espaguetis que se mecen con las corrientes), algas y rocas. Aparecen los primeros peces.

Historias de destrucción

El biólogo colaborador del museo-acuario Aula del Mar José Antonio Rodríguez destaca que hace 30 años los fondos marinos de Málaga eran «como ‘césped', estaban llenos de algas y vida».

Pero los barcos pesqueros ilegales que durante años han arrasado los fondos y la creación (desde los años 60) de playas arenosas para el turismo han acabado con ese patrimonio.

«Posiblemente la vida allí se ha visto favorecida porque los Baños del Carmen están relativamente protegidos de la pesca profesional», relata Rodríguez, que señala que la abundancia de anémonas también indica que la zona registra contaminación por nitratos.

El director del Aula del Mar, Juan Jesús Martín, incide en la importancia de un molusco en peligro de extinción que existe en este lugar. Se trata del dátil de mar, que horada la roca y se cría en ella (crece unos pocos milímetros al año).

Mucha arena, más barcos

La Demarcación de Costas tiene un proyecto de reforma de esta zona del litoral que pondrá en grave peligro a las especies. 95.795 metros cúbicos de arena sepultarán el roqueo actual y, una vez más, bajo el mar habrá un desierto. La Plataforma en Defensa de los Baños del Carmen y Ecologistas en Acción rechazan la iniciativa, para la que aún no hay fecha.

El Ministerio de Medio Ambiente condiciona las actuaciones en la zona a que los trabajos duren lo mínimo posible para reducir la turbidez que se generará en el mar.

A esto se suma los planes municipales de construir un puerto deportivo junto a esta emblemática parte del litoral de la capital, en El Morlaco. Tendrá 544 atraques para barcos.

Durante el paseo subacuático a lo largo de medio kilómetro de fondos y escolleras , centenares de peces se dejan fotografiar: negritas, donceles, salemas, sargos, algún pez torito... junto a pepinos de mar, espirógrafos, erizos...

Rodríguez resume bien la importancia del hábitat actual: «Es un lugar normal, pero tiene mucho que aportar. Tiene vida y su fácil acceso y poca profundidad lo convierten en un buen punto para disfrutar de nuestra naturaleza submarina mediterránea tan maltrecha».

El final de la excursión

Al salir del agua, un matrimonio de unos 60 años pregunta cómo ha ido la expedición. «Hemos firmado para que no cambien los Baños del Carmen, pero el proyecto va para adelante. No sé por qué tienen que quitar el roqueo», se lamentan.

Mi menudo amigo vuelve. Le prometí enseñarle algunas fotos de lo que hay bajo el agua donde sus padres aún no le dejan ir por la lejanía de la orilla. Sonríe. No le cuento los planes para alterar toda esa zona.

Me pregunto si podrá ver ese reducto de naturaleza por sus propios ojos algún día o si sólo heredará el desierto que ya hay en la mayoría de las playas. «Yo tampoco pesco. Hay muchos peces en las pescaderías», sentencia.

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