Los comunitarios, por carecer de la tarjeta o del certificado de registro (obligatorio desde 2007 si van a estar más de tres meses); y los de fuera de la Unión, por no tener ningún permiso.

La diferencia entre unos y otros es abismal. Aunque ambos pueden recibir atención sanitaria y escolarizar a sus hijos, a los primeros ni se les multa por no sacarse el certificado; a los segundos les expulsan si son pillados.

Miedo a la expulsión

Desde que la Policía tiene acceso al padrón, la mayoría no se empadrona, pese a que puede ser un requisito a su favor. Un hecho que puede explicar que casi seis de cada diez extranjeros sin certificado o tarjeta de residencia son ingleses, alemanes o franceses, es decir, unos 49.000. El resto, unos 35.000, de países extracomunitarios: Marruecos y Argentina sobre todo, aunque Andalucía Acoge calcula que los no comunitarios irregulares pueden llegar incluso a los 70.000.

Se da la paradoja de que hay más colombianos, ecuatorianos y chinos con residencia en vigor que empadronados de esos países.

Y, según hablemos de padrón o residencia en vigor, Reino Unido o Marruecos es el país con más ciudadanos en la región.