El Ministerio de Trabajo ya tiene perfilado el contenido de la nueva ley de inmigración que va a impulsar a partir de otoño. En ella, se excluye del reagrupamiento familiar a los padres de los inmigrantes, se limita en el caso de los hijos de entre 16 y 18 años y se prevé que los niños sólo vengan en determinadas épocas del año, según ha explicado el ministro, Celestino Corbacho, a El Periódico.
La intención de Corbacho es presentar sus "propuestas y reflexiones" en la primera Conferencia Sectorial de Inmigración, organismo de participación de las comunidades autónomas que se constituirá a mediados de julio; luego lo hará con los agentes sociales y, una vez alcanzados los acuerdos, tramitará los correspondientes proyectos de ley en el Congreso tras el verano, según la información publicada hoy.
El reverso de la moneda será que la llegada a España de cónyuges reagrupados comportará automáticamente la concesión del permiso de trabajo, una demanda reiterada por una multitud de organizaciones e instituciones y que figuraba en la oferta electoral del PSOE.
Otro problema a resolver es la llegada de menores durante todo el curso escolar, que obliga a los colegios a una constante labor de adaptación e incluso ha hecho surgir en Cataluña la polémica propuesta de las aulas de acogida. Un reciente estudio del Instituto Nacional de Estadística cifraba en más de medio millón los menores extranjeros cuyos padres tenían la intención de reagruparlos en los próximos años.
"¿Debemos mantener abierto el derecho a reagrupar durante 365 días al año, con la presión que significa tener siempre las matrículas vivas?", se pregunta el ministro, para responder en El Periódico que "sería útil establecer un determinado período para este tipo de llegadas que permita preparar la respuesta de las escuelas con un mínimo de previsión". "Es una reflexión", advierte, y añade que, antes de formular una propuesta articulada, esperará a escuchar las opiniones tanto del sector educativo como de las comunidades autónomas.
Los peor parados en la nueva ley serían los padres de los inmigrantes, que quedarían excluidos del derecho al reagrupamiento familiar. Para el ministro, "no forman parte del núcleo de la familia, que es el matrimonio y los hijos", y además son población pasiva que "somete al sistema social a un estrés que afecta no solo a los españoles, sino a los inmigrantes que residen aquí". Muchos países no permiten reagruparlos y Corbacho cree que hay que seguir ese ejemplo, aunque también esta es una "reflexión" abierta al debate social.
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