Corren nuevos tiempos para el Ayuntamiento de Madrid. Después del cambio de sede desde la antigua plaza de la Villa al remodelado Palacio de Cibeles, Gallardón ha decidido deshacerse de los clásicos ujieres para sustituirlos por modernas azafatas.
Las señoritas se encargan ya de los controles de accesos y de la atención al público, labores a las que se dedicaban hasta ahora los ordenanzas, según informa el diario El Mundo.
El cambio, además de a una cuestión de imagen, obedece a la intención de reducir el número de funcionarios públicos que trabajan para la entidad municipal.
Por ello, han echado mano de estas azafatas, que pertenecen a una empresa externa dedicada a las relaciones públicas y la organización de eventos.
Pero los ujieres no perderán su trabajo, ya que el Consistorio les está destinando a otras instalaciones municipales, como colegios, polideportivos o bibliotecas.
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