Los montes gallegos ya están vigilados. Buena parte de los 7.000 voluntarios reclutados en toda Galicia por la Consellería de Vicepresidencia ya han comenzado a patrullar para evitar que haya riesgo de incendios, algo que atemoriza a la comunidad tras el verano negro de 2006, en el que una ola de fuegos intencionados arrasó casi 100.000 hectáreas de bosque.

Los voluntarios son la primera baza de una campaña antiincendios que arrancará en un plazo de 15 días, según confirmaron desde la Consellería de Medio Rural. Será a partir de esa fecha cuando se vayan incorporando los medios humanos y materiales de lucha contra los incendios.

El Gobierno, la Xunta y los ayuntamientos llevarán a los montes más de 7.000 profesionales, además de aviones, helicópteros y motobombas.

Una de las novedades de la próxima campaña será la incorporación de nuevos sistemas informáticos, como la videovigilancia de las zonas con mayor riesgo de incendio o alarmas SOS en los vehículos.

Con todo este conjunto de medios, la Xunta quiere hacer frente a los fuegos que cada año se registran en la comunidad, y que en el 85% de los casos son provocados, según un estudio realizado por la Guardia Civil. De hecho, Galicia supera de forma notable la media de intencionalidad del resto de España, que es de un 33%.

De todas maneras, desde la Consellería de Medio Rural apuntan a que la climatología también es determinante para la prevención. Afirman que las lluvias caídas hasta ahora, sobre todo a partir de marzo, hacen prever un verano «más tranquilo» y con menos fuegos, al estar el terreno mucho más humedecido, aunque no se bajará la guardia.

Un desastre que asoló Galicia

Los gallegos todavía guardan en su memoria las imágenes del verano de 2006 . Fueron hasta 7.000 los incendios registrados, casi todos en el mes de agosto y provocados, y las llamas arrasaron casi 100.000 hectáreas. La situación empeoró después en otoño, con riadas y toneladas de lodo y rastrojos que asolaron numerosas localidades, como Baiona o Cee.

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