La modelo Kim Kardashian acudió a la gala de moda del Met 2019 el pasado mayo con un vestido ajustadísimo vestido de silicona debajo del cual llevaba fajas que le iban del pecho a las rodillas.
Para ponerse semejante atuendo necesitaba la ayuda de dos personas, así que era impensable que, si tenía que ir al baño durante la cena de gala del The Metropolitan Museum of Art's Costume Institute (Met), pudiera hacerlo.
"Si tengo que orinar, es un problema. Honestamente, si es una emergencia, creo que me puedo orinar en los pantalones y luego pedirle a mi hermana me limpie la pierna", planeó la modelo, como confesó poco después a la revista WSJ.
"Ni siquiera estoy bromeando. Ella puede limpiarme la pierna", insistía Kim Kardashian, que además, sufrió una auténtica tortura con aquel vestido, pues no sólo tuvo que llevar puesto el vestido de silicona apretándole todo el cuerpo, incluida la cintura de avispa, sino que los abalorios que llevaba, como pequeños brillantes y cuentas "picaban en el interior".
De hecho, la modelo contó que tras quitarse el vestido tenía el cuerpo lleno de marcas. "Nunca había sentido un dolor así en mi vida", dijo Kardashian, de 38 años.
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