Hace una semana, la consejera de Transportes, Nuria López de Guereñu, aseguraba que el tren de alta velocidad en Euskadi se inaugurará en 2013 (el primer plazo era 2010).Un par de semanas antes, el 15 de abril, los opositores a la Y vasca, tras lograr paralizar, en el Ayuntamiento guipuzcoano de Eskoriatza, el trámite burocrático de levantamiento de actas previo a la expropiación de terrenos, manifestaron: «El tiempo juega a nuestro favor en contra de este macroproyecto».

Habrá que esperar para saber cuál de las dos partes tiene razón sobre este proyecto, que unirá las tres capitales vascas, pero las empresas implicadas en su construcción, la obra civil más grande llevada a cabo jamás en Euskadi, ven nubarrones.

El primer problema es la gran cantidad de expropiaciones que los técnicos de Adif, el gestor de infraestructuras viarias del Ministerio de Fomento, se están viendo obligados a realizar de manera forzosa.

Un acuerdo previo entre el propietario del suelo y la Administración acelera el proceso. Pero, bien por estar en contra del proyecto o, en la mayoría de los casos, por la presión que está ejerciendo la izquierda abertzale, sobre todo en las pequeñas localidades, muchos propietarios se niegan a negociar, el Gobierno recurre a la vía de la expropiación forzosa y los plazos se alargan.Hasta dos años, según fuentes consultadas.

Un ejemplo clarificador: sólo en Eskoriatza están afectadas por la Y vasca 111 fincas, que ocupan un total de 440.000 metros cuadrados.

Pero además, las propias empresas están teniendo problemas para encontrar propietarios que les alquilen terrenos donde aparcar sus maquinarias de obras. Incluso se han dado casos de dueños que habían apalabrado el alquiler de un solar y posteriormente se han echado atrás alegando presiones en su municipio. Y en el transfondo, las amenazas directas de ETA contra la Y vasca.

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