Ya van quedando atrás los tiempos en los que se decía, menospreciando, que alguien (normalmente mujeres) se conservaba bien porque se había operado. Como sin el siglo XXI no fuera una opción más entre tantas.

Por supuesto que se han operado si creen que lo necesitan para su autoestima y para estar radiantes. Y se lo pueden permitir. Y así de contundente se ha mostrado Sarah Ferguson.

Ha hablado a pocos días de cumplir 60 años (el próximo 15 de octubre) y después de que su hija, la princesa Eugenia de York, se haya casado en una boda que tuvo de todo, pero desde luego tuvo expectación internacional y las miradas, más allá de los novios, fueron para Ferguson.

Y es que ella no puede negar quien es y, como buena ex royalty, pasa de protocolos y de dimes y diretes y si deja ver que se lleva fatal con su exsuegro, el Duque de Edimburgo, pues que hablen (porque, según se comenta, aunque posaron en las fotos oficiales, la reconciliación ni está ni se la espera).

La ex del príncipe Andrés de Inglaterra, con quien se sigue llevando fenomenal y a quien ha apoyado en todo a pesar de las denuncias por abuso de menores en el caso de Jeffrey Epstein en el que supuestamente está involucrado, sigue muy activa, desde fuera, en la vida del palacio de Buckingham.

No solo porque en las carreras de Ascot demuestre cada año que su amistad con la reina Isabel II es inversamente proporcional a su enemistad con el marido de esta, sino porque ahora su otra hija, la princesa Beatriz de York, ha anunciado su compromiso matrimonial con el empresario italiano Edoardo Mapelli.

Los enamorados jóvenes aún no han anunciado ninguna fecha, aunque todo parece indicar que habrá boda real en la primavera o el verano del 2020, momento para el que Ferguson quiere estar espléndida.

Es por ello que la ex royalty ha hablado sin ningún tapujo sobre los retoques estéticos a los que se ha sometido, también porque nunca se ha escondido, llegando a ser imagen de productos para el adelgazamiento (conocidos fueron sus problemas de peso y cómo los superó).

La entrevista ha sido con el Daily Maili y en ella Ferguson ha explicado sus secretos para lucir maravillosa a una edad en la que ya debería dejar de ser tabú hablar de ciertas cosas.

"La felicidad brillaba en mí porque mi hija se va a casar. Cuando algo me apasiona, mis ojos brillan", comentaba primeramente sobre las razones de ese aura que la acompaña.

"Y, sobre todo, es la felicidad de Eugenia la que me hacía tener tan buen aspecto, aunque también me había sometido a un tratamiento de láser en la cara, que me ayudó a estar así", reconocía Ferguson.

Según contaba, el tratamiento "tiene unas prestaciones extraordinarias" para cualquier mujer, puesto que ella asegura que es "todo lo que queremos de un procedimiento cosmético".

"Se realiza sin dolor, no es invasivo, no requiere un tiempo de recuperación y se termina en menos de 90 minutos", enumeraba las diferentes virtudes de esos cuidados de belleza que le realiza la doctora Gabriela Mercik.

No es algo nuevo, dado que comenzó inyectándose vitaminas, minerales y aminoácidos bajo la capamesodérmica de la cara (lo que se conoce como mesoterapia) en 2013. Esto rellenaba orgánicamente la piel y reducía las arrugas.

Más tarde se sometió a un lifting que no requería de procedimiento quirúrgico, sino mediante la inserción de una malla de hilos médicos que elevaban el rostro. A todo ello hay que sumar el bótox y el láser en intervenciones no quirúrgicas.