¿Besos o apretón de manos en la oficina?

Un hombre y una mujer cierran un trato con un apretón de manos.
Un hombre y una mujer cierran un trato con un apretón de manos.
GTRES
Un hombre y una mujer cierran un trato con un apretón de manos.

Hagan la prueba y tecleen en Google imágenes "beso en la mejilla". Les aparecerán en pantalla decenas de fotografías de hombres y mujeres besándose en la cara. Algunas también retratan a dos mujeres en el mismo gesto afectuoso. Ahora, busquen "apretón de manos": no hallarán casi extremidades de mujer.

Pero parece que la sociedad española quiere cambiar las costumbres sociales en el rito del saludo a nivel profesional y cada vez más personas cuestionan que el reconocimiento entre hombres y mujeres se haga con dos besos en las mejillas en lugar de con un apretón de manos, una sonrisa y la mirada a los ojos.

Hace unos días un comentario en Twitter sobre la cruzada de un usuario por dar "la mano (y no besos) al saludar a nuevas compañeras de trabajo" despertó un inusitado interés en las redes, con numerosos comentarios de personas compartiendo idéntica misión, así como de agradecimiento de muchas mujeres por el cambio en esta costumbre.

Besar en las mejillas es un gesto social que suele ser dirigido a personas del sexo femenino y que expresa "respeto y afecto", se lee en Wikipedia. "En caso de estar dirigido a una persona poco cercana o recientemente identificada solo expresa cortesía", agrega.

Un "apretón de manos", por su parte, es un tipo de ritual corto de saludo donde dos manos son aferradas, generalmente realizado cuando dos personas se encuentran o se despiden, o cuando alcanzan un acuerdo. "Su propósito es demostrar buenas intenciones", se lee en la misma web.

Según un estudio británico, realizado en 2015, España es el país en el que se utiliza más habitualmente los dos besos en el protocolo de saludo de la oficina, en cifras muy superiores a otros países europeos. La "costumbre" y que "ayuda a crear ambientes más relajados" eran entonces las razones esgrimidas para dar dos besos a las compañeras en lugar de extender el brazo a dar la mano.

Pero también esta práctica tenía sus detractores. El 12% de los consultados admitieron sentirse "incómodos" si debían usar el beso como saludo en las reuniones de trabajo.

El saludo con dos besos en el entorno laboral es para Alicia Martos, psicóloga y autora del blog de 20minutos 'Comunicación no verbal', "claramente el reflejo de un desequilibrio entre hombres y mujeres".

Martos explica que "el protocolo dice que un apretón de manos sirve para reconocerse y ante el cierre de un acuerdo o negocio" y que "el problema surge con la incorporación de la mujer al mundo laboral, ya que con ellas llega la pauta del saludo social con los dos besos".

La proxémica: el espacio entre personas

Como experta en comunicación no verbal, Martos ve oportuno recurrir a la proxémica, que es el estudio del lenguaje de los espacios personales. "Los espacios de las personas también representan un canal de comunicación no verbal. Nos comunicamos a través de la distancia interpersonal. Es importante tanto para mujeres como para hombres y varía según  las culturas".

"En una reunión de trabajo", dice, "con un apretón de manos no rompes la distancia entre personas, sino que mantienes la que se considera correcta: 60 cm. Porque cuando das la mano pones una barrera física. Sin embargo, cuando das dos besos lo que haces es romper esa distancia personal y pasar a una distancia íntima entre dos desconocidos. Y esa distancia íntima solo se rompe bien para intimar o para la lucha. Que en la pelea hay agresividad y se tiende a invadir al otro para amenazar".

La experta en comunicación no verbal considera que a la hora de saludar por primera vez a alguien "con quien no quieres intimar ni pelear, en un acto que no es ni pre romántico ni de pre agresión, no tiene sentido que sigan dándose besos".

Reconoce Martos que la proxémica varía según el país y su cultura. "Hay sociedades de 'alto contacto o baja distancia' en las que tocarse no está mal visto. La cultura latina, y la española por tanto, es una sociedad de alto contacto. No impacta tanto que nos besemos. Pero hay culturas de 'larga distancia o bajo contacto' en las que supone un agravio y un mal momento. Porque por valores y experiencia no están preparadas para romper ese espacio interpersonal".

Para homogeneizar el convencionalismo social del primer encuentro, en su opinión "realmente lo correcto sería darnos todos la mano". Hombres con hombres, mujeres con mujeres, hombres con mujeres. "Si luchamos por la igualdad de género, sería un paso el que se nos vea y trate de igual manera".

Pero sin renunciar a los afectos, acota, y pone de ejemplo su propia experiencia: "Esta mañana he saludado con dos besos a un gerente de mi empresa, porque siento afecto por él. Es como dispensarle un trato familiar. Ahora me sale ser afectuosa, pero cuando le conocí no me salía".

"No se puede besar a una ejecutiva sueca"

En la Escuela Internacional de Protocolo enseñan a sus alumnos que el saludo con un apretón de manos "se considera el más formal y el más adecuado en el entorno laboral". Aunque reconocen que los dos besos son lo más utilizado cuando en el entorno profesional hay mujeres. "Aunque la jefa sea la mujer se siguen dando dos besos", explica Marina Fernández, la directora de comunicación de la EIP y experta en protocolo internacional.

La explicación que dan es una tardía incorporación de las mujeres a cargos de responsabilidad. "Cuando ocurre no se sabe bien qué hacer a nivel protocolario y se produce un efecto espejo de la vida social, donde a las mujeres se les saluda con dos besos".

Sin embargo también en la escuela de protocolo perciben que las cosas están cambiando. "Así llegamos a 2019 y, por la globalización empresarial, con la apertura a los nuevos mercados, en España se empieza a comprender que no se puede besar a una ejecutiva sueca. Lo primero es que te da una bofetada y lo segundo es que el contrato se cae". Lo cuenta quien que ha presenciado "verdaderos dramas" en compañías multinacionales, como ese acuerdo cerrado que no fructificó "por un abrazo a un ejecutivo japonés" el día de la firma.

Su vaticinio para el saludo profesional es menos dramático. Cree ella que paulatinamente "con la mayor apertura del mercado español a nuevas influencias, las tradiciones se van a homogeneizar. Antes o después quedará instaurado el apretón de manos tanto para hombres como para mujeres", resume Fernández.

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