Quezada pidió a los agentes que no miraran en el maletero, donde llevaba el cuerpo de Gabriel: "Solo hay un perro"

Ana Julia Quezada, trasladada a la Audiencia Provincial de Almería.
Ana Julia Quezada, trasladada a la Audiencia Provincial de Almería.
Ricardo García / EFE
Ana Julia Quezada, trasladada a la Audiencia Provincial de Almería.

El guardia civil responsable de la instrucción de la causa del niño Gabriel Cruz ha sostenido este miércoles que Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del menor, visitaba la finca donde lo había enterrado "si no todos los días, prácticamente el 98 % de los días", que el hoyo donde lo sepultó era un "espacio temporal para deshacerse del cuerpo" y que iba allí a verificar que ninguna "alimaña lo había desenterrado".

En su declaración ante el jurado popular que juzga a Quezada, el teniente instructor también ha hablado sobre el día de la detención de la acusada. Ha recordado que los agentes que vigilaban a la mujer vieron cómo extrajo el cuerpo de la finca, cargando "algo que morfológicamente parece un niño" y que llevaba envuelto en una manta.

Quezada, al salir con el cuerpo, fue seguida por cinco o seis vehículos en un itinerario "errático" en el que incluso llegaron a pensar que iba a tirar el cuerpo al mar. Finalmente le marcaron el alto y al pedirle que abriese el maletero dijo que no había nada, "sólo un perro".

"Ana, no vas a ir a la cárcel"

El guardia civil responsable de la instrucción de la causa ha sostenido que Ana Julia Quezada se alentaba mientras introducía el cuerpo del pequeño en su coche diciéndose a sí misma: "Tranquila, Ana, no vas a ir a la cárcel".

El guardia civil ha apuntado que en las grabaciones realizadas gracias a los micrófonos instalados en el coche de la investigada se escucha "cómo mete el cuerpo en el coche, sacude las manos y dice: A dónde lo llevo ahora, a qué invernadero lo llevo".

"La sensación que tengo es que el niño estaba enterrado en una fosa muy pequeña para tenerlo allí en un espacio limitado de tiempo. Se puede aguantar dos, tres, cuatro días", ha apuntado.

En su opinión, Ana Julia no esperaba "el mayor despliegue de búsqueda de una persona por parte de cualquier organismo del Estado" y una repercusión mediática como la que tuvo el caso, por lo que esta labor policial y el "impacto mediático y social evidentemente retrasó la idea" que -dice- tenía de llevar el cadáver a "un sitio seguro para ella".

"Por eso alentaba la idea de que estaba vivo, que iba a aparecer", ha añadido.

Ha reiterado que puso el foco de atención sobre su expareja, que era "una referencia constante, asegurando que tenía una furgoneta blanca, que odiaba a los niños y que podría estar vinculado". "Eso desgasta, no se podía obviar", ha apostillado.

"Fría y calculadora"

El agente ha precisado que no fue detenida nada más desenterrar el cuerpo porque querían saber si había terceras personas implicadas.

También se ha referido a las investigaciones en Burgos para señalar que las familias de sus exparejas la consideraban una "persona fría, calculadora, muy materialista" que pensaban que se había casado con diferentes hombres "por dinero".

Por último, ha precisado que en el registro de la vivienda de Quezada, además de ansiolíticos, fue localizada una cantidad no determinada de cocaína.

El guardia civil ha apuntado que una vez descartado el 1 de marzo de 2018 la participación del acosador de Patricia Ramírez, madre del niño, comenzaron a aparecer elementos sospechosos en los dos días siguientes que apuntaban directamente a Quezada.

Ha indicado que la madre del menor señaló que el 2 de marzo Quezada puso "muy mala cara" al saber que no se iba a subir la recompensa de 10.000 a 30.000 euros por recomendación de la Guardia Civil, lo que les hizo pensar en un posible móvil económico y que ese día 2 ya empezaron a ver que querría implicar a la expareja de Burgos.

"Siempre asumía ella el protagonismo de las llamadas porque decía que Ángel no estaba en condiciones. Con esa argucia cogía ella siempre el teléfono, para hablar prácticamente en representación de Ángel" y "todo lo que le decíamos a Ángel ella lo acababa sabiendo, se iba anticipando a los planes que teníamos", ha apostillado.

Asimismo, ha precisado que ponía "la tirita antes de la herida", como cuando al informar de que iban a inspeccionar los vehículos de la familia, ella advirtió que iban a "encontrar el ADN del niño seguro, porque se ha subido al coche".

"Pelos de punta"

Por su parte, un policía local de Níjar (Almería) ha sostenido este miércoles que el hallazgo por parte de Quezada de la camiseta del menor le sorprendió y le puso los "pelos de punta" porque cuando supo los detalles le pareció estar ante "un plan".

El agente ha explicado durante el juicio en la Audiencia Provincial de Almería que esa mañana estuvo en la zona donde Quezada colocó la camiseta con un grupo de compañeros, "no aficionados, son profesionales", y que conocía perfectamente ese lugar porque reside cerca. "Por la tarde, cuando aparece la camiseta, me sorprendió porque yo había pasado ya por la zona".

Al tener conocimiento de esto, se dirigió hasta el lugar del hallazgo en un coche oficial y se encontró con Ángel Cruz, padre del niño con el que tiene amistad desde hace años, y le preguntó por lo ocurrido.

"Me explica dónde apareció la camiseta, me sorprendo y le solicito más información, le voy preguntando cosas porque no me cuadra. Me explica que ha ido allí a petición de Ana. Le sigo preguntando, que por qué esa zona y me comenta que ella sacaba allí a los perros anteriormente con su expareja, que tenía incertidumbre y quería ir a inspeccionarla", ha dicho.

Otro elemento que le extrañó fue que la camiseta estuviese seca y sin manchas, ha añadido.

"Se me ponían los pelos de punta porque me estaba contando un plan, ella fue la que...", ha manifestado el agente sobre los detalles que le dio Ángel Cruz, antes de ser interrumpido por una nueva pregunta de la fiscal.

Punto de inflexión

También ha declarado el capitán José María Zalvide, jefe de la Policía Judicial de la Comandancia de Almería, que ha dicho que la aparición de la camiseta de Gabriel Cruz fue un punto de inflexión para centrar la investigación sobre Quezada.

El jefe de la Policía Judicial de la Comandancia de Almería ha señalado que el caso del niño Gabriel fue declarado de "alto riesgo" desde el primer momento porque, tras analizar el entorno en el que desapareció, se determinó que no había motivo para que el niño se moviese o perdiese en el monte porque no tenía "nadie con quién salir a jugar".

Se abrieron entonces diferentes líneas de investigación y se llevaron a cabo intervenciones telefónicas, seguimiento de grabaciones de sistema de seguridad, consultas en cámpines y hoteles, consultando los antecedentes de carácter sexual y violento de personas de la zona, comenzando además a estudiar el entorno familiar.

Ha explicado que también se supo de un hombre que acosaba a la madre del niño pero que se descartó.

"El 3 de marzo, extrañamente, aparece en una zona que previamente ya se había batido la camiseta, la encuentra la posteriormente detenida y que es del niño. Había contradicciones porque ella dice que vistió al niño y la abuela dice que no, que no reconoce la prenda", ha asegurado.

Esto hizo "priorizar la investigación" sobre Quezada, aunque no se cerraron otras líneas.

El móvil económico seguía sobre la mesa porque descubrieron que Quezada habría propuesto subir una recompensa económica ofrecida anteriormente y que cuando los padres no adoptaron esta medida en una rueda de prensa, se sintió "contrariada", según le trasladó la progenitora de Gabriel.

También ha destacado la extrañeza de que perdiese el móvil dos veces, una el día 2 de marzo durante una batida, y otro el día 3 en Vícar. "El teléfono desparece misteriosamente del vehículo en el que iba. Nos llama la atención", ha apuntado.

Asimismo, ha subrayado que también hizo sospechar el que señalase a su expareja de Burgos durante una batida en un lugar que no se encontraba en una "zona de paso", por lo que parecía que quería implicarlo.

Ha sostenido que no se entró en la finca en la que estaba enterrado Gabriel porque los familiares entraban y salían, que no había rastros de sangre ni de violencia y se seguía creyendo inicialmente que Gabriel pudiera estar vivo y retenido por un tercero

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