La aspereza de determinadas asignaturas del instituto puede solventarse con un poco de mano izquierda. No es necesario que todas las clases sean rígidas, ordenadas y burocráticas.

Y si no que se lo pregunten a los chavales del Colegio Nuestra Señora de la Esperanza, que durante los meses de abril y mayo están probando un sistema muy innovador.

Los docentes intentan paliar el aburrimiento y la apatía de algunos adolescentes con cultura. Quieren que cada chaval desarrolle todo su potencial a través de la actividad en que obtenga mejores logros: música, interpretación, poesía,... y mañana se celebrará un festival.

Pero no será el típico festival de fin de curso: serán interpretaciones en las que se demostrarán las destrezas disciplinarias de cada uno.

Están participando en esta iniciativa los alumnos menos implicados en las clases, es decir, aquellos que se han introducido en la dinámica de suspender todas las asignaturas, los que se portan mal y los que reciben clases de Educación Especial.

Alejandro Vaguetti, psicólogo y orientador del centro e impulsor de esta iniciativa junto a la jefa de estudios, Amalia Díaz, indica que los impulsos apáticos y el rechazo de los alumnos más desmotivados pueden mejorar si son canalizados a través del arte.

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