Rumer, la hija mayor de Demi Moore y Bruce Willis, tiene actualmente 30 años. Nació en una familia famosa y privilegiada, pero eso no la ha librado de pasarlo mal en su adolescencia.
Tal y como confesó a HuffPost, la actriz sufrió bullying cuando vivía en Idaho, Estados Unidos. A sus 15 años, su familia se mudó a Hollywood y estos malos momentos quedaron en el pasado.
Siempre la atacaban por su apariencia, pero en su nueva ciudad su aspecto dejó de importar a las personas y eso la hizo sentirse mejor. "Me decían que tenía una mandíbula muy grande y que tenía una 'cabeza de patata'", comentó al diario. "Cuando tienes 14 o 15 años, aún no sabes valorarte a ti mismo".
"Yo pensaba 'Si adelgazo, me visto bien o aparezco con un vestido muy sexy, me valorarán'", confesó la actriz, quien pensaba que su valor residía en "ser deseada por un hombre" en lugar de en "quererse a sí misma".
Su madre, Demi Moore, la convenció de que tenía que ignorar las cosas que decían sobre ella porque no eran importantes: "Hablé con mi madre, quien me transmitió su idea de no leer nunca los comentarios".
"Puedes publicar la foto más bonita del mundo sobre un viaje en el que has ayudado a niños, pero alguien siempre encontrará una manera de criticarte", reflexionó Rumer Willis.
La hija de Bruce Willis también habló de cuando, en 2016, un fotógrafo editó su cara para reducirle la mandíbula: "Se diera cuenta o no, también es una forma de hacer bullying que no voy a tolerar".
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