¿Hay persecución al castellano? Regiones como Cataluña, Euskadi, Galicia, la Comunidad Valenciana o Baleares tienen leyes para proteger sus idiomas y fomentar su uso en una carrera en la que se pretende equiparar estas lenguas en importancia con la española. Este hecho está alarmando a ciertos sectores que señalan que el castellano poco a poco se está quedando sin espacio. Se dice, incluso, que está perseguido.

No es la opinión de Juan Carlos Moreno Cabrera, catedrático de Lingüistica General de la Universidad Autónoma de Madrid que, en una entrevista al diario Público, asegura que "el castellano no está perseguido, ésa es una polémica ficticia". Moreno Cabrera, que desde hace un mes publicó su libre 'El nacionalismo lingüistico', apunta en ese sentido que "se presenta el español como la lengua superior, de bien común, la que beneficia a todos".

"Se teme la posibilidad, muy remota aún, de que el catalán sea la lengua dominante en Cataluña. ¿No sería eso lo normal, siendo cooficial? ¿Se va a perder el castellano, con 400 millones de hablantes?", indica el lingüista.

Derecho constitucional

Los movimientos que están apareciendo en comunidades como Euskadi, Galicia o Cataluña están sobre todo articulados políticamente por el PP, según El País. Y la clave está en la educación ya que, por ejemplo, en estas regiones (en Euskadi de forma minoritaria) no existe la posibilidad de estudiar sólo en castellano.

Señala este diario que los afectados castellanohablantes esgrimen la Constitución y los derechos humanos para reclamar como un derecho escolarizar a sus hijos en su lengua materna. De hecho, la Constitución dice que "el castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla". Es, de esta forma, un derecho y un deber al mismo tiempo.

Por su parte, el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 dice que "los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos". En otro artículo, la Declaración rechaza la discriminación por razón de idioma. Todo es cuestión de prioridades.