Las investigaciones han sido protagonizadas por agentes de policía judicial de la comisaría de Ciudad Lineal. Comenzaron a raíz de dos denuncias de mujeres extranjeras en las que relataron el engaño del que habían sido víctimas.

El modus operandi resultó ser el siguiente: Miguel Ángel A., buscaba en periódicos demandas de empleo y escogía aquellos anuncios en los que una mujer extranjera solicitaba trabajo como empleada de hogar o cocineras.

Les pedía 350 o 400 euros por la oferta

Mantenía una primera conversación telefónica con ellas donde les informaba que buscaba personal para atender labores de limpieza y ayudantes de cocina en varios colegios públicos de la región.

Concertaba entonces una cita personal con las interesadas, cerca siempre de una estación de metro. Indicaba a las víctimas que el precontrato de trabajo y demás documentación estaban en su coche y hasta éste se desplazaban.

Ya en el interior del vehículo mostraba a las mujeres documentos con apariencia de legalidad, esto es, con membretes de organismos e instituciones públicas de ayuntamientos y ministerios. Para proceder a su firma, la interesada debería entonces abonar cantidades que oscilaban entre los 350 y 400 euros en concepto de gastos de gestoría.

Si no tenían dinero, accedían a favore sexuales

Cuando Miguel Ángel detectaba que la situación de la víctima era lo suficientemente precaria, se mostraba dispuesto a evitar el pago si la mujer estaba dispuesta a mantener relaciones sexuales con él.

Hasta cuatro mujeres, de acuerdo con las denuncias estudiadas, accedieron al contacto sexual, el cual se materializaba en esta primera cita, en el mismo coche y siempre en descampados. El resto, hasta nueve víctimas identificadas, abonaron las cantidades exigidas.

Una vez conseguidos sus propósitos: bien económicos, bien sexuales, Miguel Ángel desaparecía y resultaba imposible su localización, pues en los contactos mantenidos usaba siempre identidad falsa.

La última víctima lo delató

Su arresto fue posible gracias a su última víctima. Una mujer marroquí fue captada por el sospechoso, que le ofrecía un sueldo de 1.380 euros y regularizar su situación por un trabajo de 08.00 a 16.00 horas. La denunciante reconoció en esta forma de proceder idéntica situación a la que había vivido una amiga suya, víctima del ahora detenido. Acudió por ello a la policía.

Los agentes acordaron con esta mujer que para proceder a su arresto concertaría la cita personal con este hombre, que tuvo lugar en la boca de metro de La Elipa, a las 18.00 horas del pasado lunes. Esta mujer dijo al sospechoso que acudiría a la misma con otra amiga. Se trataba en realidad de una mujer policía, vigiladas muy de cerca por agentes de paisano.

Cuando el sospechoso apareció, en su vehículo, fue inmediatamente detenido. Se le ocupó una pistola simulada, con funda, así como 11 contratos de trabajo con los datos de filiación de otras tantas víctimas y 5 en blanco. Miguel Ángel, que carece de antecedentes reconoció los hechos y ofreció a los agentes todo tipo de detalles sobre su forma de operar. Con la misma naturalidad que explicó ser un veterano representante de lencería femenina, con empleo fijo bien remunerado, casado y con familia... Ha pasado ya a disposición judicial