Siniestro Total acaba de publicar su último disco, Que parezca un accidente, un directo grabado en 2006, en la misma sala en la que debutaron -el Cine Salesianos de Vigo- y a la misma hora que lo hicieron hace 25 años. Puede parecer un ataque de morriña repentina, pero, que nadie se equivoque, en Siniestro Total "hay un sentimiento de nostalgia cero", asegura Julián Hernández (JH), la voz cantante de la banda viguesa. El guitarrista, Javier Soto (JS), reconoce que, pese a que en el recinto de su debut les vetaron tras su primera actuación, "esta vez no hubo ningún problema".

Esta noche, en la sala madrileña Joy Eslava, inician nueva gira.

Para conmemorar sus 25 años vuelven a actuar donde lo hicieron en sus comienzos, el mismo día, a la misma hora... como Barricada ¿se está poniendo de moda hacer como los salmones?

JH: La verdad es que era una idea para acabar la gira, no pensábamos hacer disco. El tema es que, como volvíamos al Cine Salesianos de Vigo, pensamos en grabarlo. Por eso lo hicimos. No se hicieron casi retoques, la verdad es que el concierto sonó bastante bien.

Pero, ¿ustedes no estaban vetados allí?

JH: Bueno, sí (risas). En el primer concierto que dimos los curas dijeron que no volviéramos por allí. Lo que pasa es que, o se olvidaron, o el cura que lo dijo se murió. Ha pasado mucho tiempo.

JS: Esta vez no hubo ningún problema.

JH: Nos pusieron todas las facilidades: abrieron el bar, dejaron a la gente fumar...

De ahí los agradecimientos a San Juan Bosco al final, ¿no?

JH: Sí, claro (risas).

¿Fue muy importante para ustedes ese primer concierto del 81?

JH: Era la primera vez que tocábamos con monitores, Germán Coppini resultó ser una sorpresa increíble, la verdad es que nos quedamos como alucinados nosotros mismos. Fue como un 'festivalillo' en el que también tocó Nacha Pop, Pastoriza... la verdad es que fue el primer concierto que hicimos con un repertorio que nos sacamos de la manga, y luego fue la base de nuestro primer LP.

Que lo grabaron en tres días...

JH: No había dinero para más (risas). Pero es que con los últimos ha pasado algo parecido, la verdad.

JS: El último disco lo fuimos confeccionando durante unos meses, pero luego lo grabamos en una semana. Todo depende de cómo te tomes las grabaciones.

JH: Grabar es divertido, pero convertirlo en un coñazo es una pérdida de tiempo y de dinero.

Julián, ¿qué tal le pegaba a la batería por entonces?

Fatal. Lo de la batería era terrorífico. El otro día lo pensaba: si yo acababa mucho más cansado tocando la batería con 25 años que ahora que tengo 47 cantando y tocando la guitarra.

La evolución musical ha sido evidente, ¿entienden que haya gente que prefiera a los Siniestro Total del principio?

JH: Sí y no. Está claro que con una carrera tan larga la gente puede escoger. Por ejemplo, en Perú, Chile, etc. los discos llegaron desordenados y te decían: "eran mucho mejor los discos del principio" (risas). Es absurdo. Yo creo que a la gente le gusta más un disco cuando mejor se lo pasa.

JS: La gente cree que hace los mejores discos al principio, pero no es cierto. Lo que pasa es que cuando descubres a un grupo te hace más ilusión...

La introducción de los metales, ¿marcó una diferencia?

JH: En el momento en el que empezamos a plantearnos algunos cambios nos dimos cuenta de que un saxo es un instrumento muy de rock, blues, rythm 'n blues... la verdad es que nos sale de una forma muy natural. Ahí se lo curra Beltrán.

JS: También llamamos a David, el trompetista. Igual le venía bien un trombón, pero bueno...

JH: Lo del trombón es siempre una gran discusión (risas).

¿Qué hay de la relación con Germán Coppini?

JH: Pues le vemos de vez en cuando, y la verdad es que bien. Yo estuve haciendo algunas cosillas con él por el aniversario del Penta, para las jornadas de La Movida, en la Sala Sol...

Su salida marcó al grupo, ¿no?

JH: Sí, porque además era el cantante, la imagen del grupo. Germán cantaba muy bien y se comía el escenario. Pero bueno, decidimos que el repertorio era nuestro. Él, realmente, compuso relativamente muy pocas canciones. Fue una especie de travesía por el desierto...

¿Qué les pasó en el programa de Carlos Tena, Caja de Ritmos, de TVE?

JH: Íbamos a actuar allí, pero un poco antes se montó un pollo mediático porque el ABC publicó en portada que habían sacado una canción en un programa para niños que decía barbaridades como "le voy a meter un pico en la polla a Lou Reed" y no sé qué... pero es que sacaron la letra en portada (risas). Así que cortaron el programa y no llegamos a salir. A Carlos Tena le cesaron, era el responsable del programa.

JS: Carlos Tena está ahora en Cuba, por cierto.

¿Con qué se quedan de estos 25 años?

JH: Para empezar, con un repertorio. Pero no tenemos ningún sentimiento de melancolía. Nostalgia cero. La nostalgia es un sentimiento que te paraliza. No sé, hemos pasado por cosas tan delirantes... ha habido cosas muy buenas como haber salido a grabar fuera, conocer a Joe Hardy, a Clemente, los diseños de las portadas, los espectáculos audiovisuales... pero sin nostalgia.

¿El acople sigue siendo el sonido más bello inventado por el hombre?

JH: Yo creo que sí, a mí me encanta acoplar la guitarra todo el rato es cojonudo. Mira Neil Young, que se tira horas acoplando la guitarra (risas).

JS: Tenemos que hacer un disco de finales de canciones, como él.

¿Qué hay de las versiones de Siniestro Total?

JH: Cada vez hay más problemas con los permisos. No pudimos sacar una versión de AC DC, Thunderstruck, que nos quedaba muy bien. También hicimos una de James Brown, Living in America, y tuvimos que cambiar la letra tres veces hasta que resultó casi incomprensible. En lugar de las ciudades que citaba Brown nosotros sacamos una lista con nombres, pero la editorial yanqui nos decía a éste sí, porque es buen americano, a éste, no, es mal americano... es muy fuerte. Y no podíamos hablar de la silla eléctrica, ni de la bomba atómica... Así que si no podemos hacer lo que nos da la gana, preferimos no hacer versiones.

¿Y qué tal es ser electrocutado en directo en una silla eléctrica?

JH: (risas) joer, qué miedo. Era una silla muy bonita que nos diseñó Arri, que trabaja mucho con Alex de la Iglesia. Pero no diseñó algo de cartón piedra, es un monstruo. Una vez me rompí las costillas y salí al escenario en la silla (risas).

JS: Todavía la tenemos.

¿Cómo calificarían a Siniestro Total?

JH: Si esto no fuera divertido no seguiríamos, la verdad. Pero lo divertido no es lo contrario de lo serio, lo contrario de lo divertido es lo aburrido. Quizás lo que sí somos es un grupo sin género, no somos fieles a una sola idea. Somos muy ladrones, muy putas y robamos lo que nos da la gana.

Julián, estuviste en la grabación de una película porno, ¿no?

JH: (risas) Sí, es una cruz, pero bueno... me ofrecieron la oportunidad y pensé que tenía que ver ese mundillo por dentro. Fue muy divertido hacerla, y luego también ir al Festival de Cine Porno de Barcelona. La verdad es que me quedé con un montón de amiguetes del porno, pero yo hacía de personaje normal; bueno, o anormal en el porno.

Siempre que se habla de sus influencias se cita a The Ramones o a los Sex Pistols...

JH: La verdad es que sí. Hemos bebido menos de los Ramones y de los Sex Pistols de lo que se nos ha achacado. Ha habido influencias como los Jam, Madness, Wilco Johnson, Dr. Feelgood, incluso gente que puede parecer más lejana como Frank Zappa, o también algunas españolas como Javier Krahe, Moncho Alpuente...

¿Qué opinión les merece Rodolfo Chikilicuatre?

JH: (risas) Yo creo que está muy bien. Si un sistema permite que, desde dentro, pase algo así, quiere decir que tiene algún fallo. Si el sistema democrático lleva a Chikilicuatre a Eurovisión, no se puede decir nada. Yo creo que está de puta madre. Es una intervención punk, claramente.

JS: A ver si gana.

JH: Bueno, si gana ya es la gloria bendita. Sería el sueño de los Sex Pistols. Es que de verdad que no veo el problema. Es un personaje, también lo es Marilyn Manson. Salomé tampoco se diferenciaba demasiado de Chikilicuatre, era una marioneta. Es absurdo tomarse esto tan seriamente.