Como si de una película de Hitchcock se tratase, en los pasillos y oficinas de María Pita prefieren cubrirse las espaldas ante cualquier imprevisto indeseado. Pero no por las clásicas caídas de escaleras o los golpes por tropezar con una caja o mueble, sino que el Ayuntamiento ha decidido cuidar a sus empleados dando un paso más. En otras palabras, los protege hasta de homicidio.

Eso es lo que aparece en el listado de riesgos cubiertos de una nueva póliza que el Gobierno local suscribirá este año para todos sus funcionarios, que suman en la actualidad a un conjunto de cerca de 1.500 trabajadores.

Y los clásicos accidentes que causan baja, aunque también aparecen, pierden protagonismo cuando se llega al apartado de fallecimiento.

Ahí el nuevo seguro de los trabajadores municipales toma forma con supuestos tan curiosos como envenenamientos, ingestión por acto criminal de terceros o asfixia por inmersión. Los funcionarios también pueden estar tranquilos si son alérgicos a algún insecto o si se encuentran con un animal peligroso: este seguro incluye la muerte también por esos motivos.

Esta póliza, por la que el Ayuntamiento abonará a la empresa contratista 80.000 euros anuales, cubrirá a los trabajadores durante las 24 horas del día y en cualquier parte del mundo. La protección está más que asegurada para los que trabajan en el Ayuntamiento que si, como en el cine, ven que algo se tuerce, tendrán un final a golpe de talón.

Éstas sí son muertes raras

Si los supuestos que incluye el seguro municipal les parecen exagerados, quizás los protagonistas de estas historias reales agradecerían haber tenido una póliza parecida. Por ejemplo, el poeta chino Li Po, que murió ahogado al tirarse al río para abrazar el reflejo de la luna, o el austriaco Hans Steininger que murió al tropezar con su barba, que medía casi un metro y medio.

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