The Cure triunfan en Madrid

  • El grupo ofreció un concierto de tres horas en el que repasaron las canciones más emblemáticas de su repertorio.
  • Varias generaciones de seguidores se congregaron en el Palacio de Deportes.
  • Presentaron nuevas canciones del que será su próximo disco
Robert Smith, cantante del grupo británico The Cure. (Kai Försterling / EFE)
Robert Smith, cantante del grupo británico The Cure. (Kai Försterling / EFE)
Kai Försterling / EFE
Robert Smith, cantante del grupo británico The Cure. (Kai Försterling / EFE)
Un par de horas antes de que diera comienzo la actuación de
The Cure, una gran masa entre la que predominaba
el color negro se congregaba en las puertas del Palacio de Deportes. Pese a lo que pudiera esperarse, allí
no había sólo nostálgicos de los ochenta: como en un concierto de los Stones, allí se dieron cita
varias generaciones.

Con
puntualidad británica, The Cure aparecieron sobre el escenario
poco después de las 21:30. Robert Smith y los suyos abrieron
con Plainsong. A partir de ese momento, y durante casi una hora, fueron desgranando algunos de
los temas más intimistas de su repertorio, sobre todo los de su
mítico álbum
Disintegration.
'Pictures of you'

Con
Pictures of you el grupo dio paso a la parte del concierto más celebrada: la de las canciones
más bailables y pegadizas. Canciones como
Friday, I'm in love o
Just like heaven entusiasmaron a un público que iba con ganas
de bailar y cantar.

Esta estrategia de tocar al principio
su repertorio menos pegadizo y dejar los
hits más comerciales para el final es la misma
a la que recurrió el grupo en la edición del FIB de 2002. Y anoche, desde luego,
les funcionó.

Durante los bises (que se alargaron
una hora más) interpretaron las esperadas
Boy's don't cry,
10:15 Saturday night. El broche final lo pusieron con un
Why can't I be you mientras un emocionado Robert Smith parecía
no saber cómo agradecer al público el entusiasmo que mostraron durante toda la noche.
Sonido bastante irregular

Lástima que en ese momento el sonido,
bastante irregular durante toda la noche, decidiera enturbiar el que debía haber sido un gran final:
los bajos retumbaron tanto que la magnífica voz de Robert Smith apenas era audible.

Mención aparte merece la
espectacular puesta en escena en la que las luces y las proyecciones iban subrayando cada canción. Uno de
los momentos álgidos se vivió con la interpretación de
One hundred years, un tema muy
cercano al post-punk que les vio nacer y que acompañaron con imágenes en las que repasaban los acontecimientos
más sombríos de las últimas décadas.
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