La vivienda es uno de los pocos derechos constitucionales por los que hay que pagar. Además, cada vez cuesta más poder disfrutar de él, porque el precio de las casas se ha disparado en la última década a un ritmo mucho mayor que el experimentado por los salarios en Málaga: en concreto, seis veces más.

El metro cuadrado se ha encarecido en las casas nuevas un 221% entre 1999 (694 euros) y 2007 (2.293 euros), mientras los salarios han crecido un 37% (10.737 euros al año en 1999 y 14.681 en 2006), según datos del Ministerio de Vivienda y de CCOO.

Ante esta escalada de precios, constructoras e inmobiliarias han optado por reducir el tamaño de los pisos en un 15% entre 2000 y 2007, de acuerdo a los datos del Ministerio de Fomento (.xls).

De esta forma, el importe final no es tan gravoso para el comprador. Pero la distancia entre salarios y vivienda sigue siendo monstruosa, ya que el piso medio se ha encarecido un 180% (cuesta unos 192.000 euros) y ahora sólo tiene 89 metros cuadrados.

En el caso de viviendas de segunda mano, el encarecimiento del metro cuadrado ha sido mayor que en las viviendas nuevas: un 236% hasta los 2.160 euros de media de 2007, aunque ayer la inmobiliaria fotocasa.es elevaba la cuantía a los 2.580 euros en la actualidad.

Y las hipotecas no se han quedado atrás. Entre los 58.628 euros de media de 1999 y los 160.020 de mediados del año pasado ha habido un 170% de aumento, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

A una persona con sueldo medio le supondría una década de salario íntegro pagar la hipoteca de una casa adquirida en 2006, pero el esfuerzo sería mucho mayor en el caso de que quien comprase fuera una mujer: 13,5 años de sueldo. A los hombres, nueve años.

Alquileres

Esta forma de acceder al derecho a una vivienda también se ha disparado respecto a los salarios, que siempre crecen mucho más lentos.

Según fuentes inmobiliarias, los arrendamientos entre 2002 y 2007 en la capital han pasado de los 360 euros a los 600 (uno o dos dormitorios, sin aparcamiento), lo que supone un 67% de aumento; mientras, los sueldos han crecido sólo un 19% en el mismo periodo.

El análisis de un experto: "Y todavía dicen que no hay clases sociales"

"El divorcio creciente en el precio de la vivienda y los salarios muestra un doble y gravísimo problema social. Por un lado, para una parte cada vez más grande de la población se aleja la posibilidad de hacer efectivo un derecho constitucionalmente reconocido a todos los ciudadanos", asegura el catedrático en Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, Juan Torres.

"Por otro, esa pérdida de poder adquisitivo de los asalariados corre al mismo tiempo paralela con un incremento espectacular de los ingresos de aquellos cuyas rentas provienen del capital. Unos para arriba, otros para abajo y todavía hay quien dice que ya no existen las clases sociales", zanja.