Esther Vivas, 'mamá desobediente': "Vivimos en una sociedad enemiga de la maternidad y hostil con la crianza"

  • "Una madre feminista es aquella que se plantea cómo romper con las maternidades que nos han impuesto".
  • "Es necesario otro modelo de sociedad si queremos incrementar el número de criaturas que tienen las parejas".
  • "Nos han robado el derecho a parir". "Tu Código Postal acaba determinando más cómo vas a parir que tu fisiología".
  • El feminismo conquista los escaparates de las librerías de cara al 8-M.
Esther Vivas, autora de 'Mamá desobediente'
Esther Vivas, autora de 'Mamá desobediente'
Alan Jornet
Esther Vivas, autora de 'Mamá desobediente'

La periodista Esther Vivas (1975) publica libro sobre maternidad, enfocado a reflexionar sobre cómo ser madre feminista. Lleva por título 'Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad' (Capitán Swing, en castellano/ Ara Libres, en catalán) y no se deja en el tintero ningún debate: teta o biberón, cesárea o parto en casa, apegos, permisos y paternidades.

¿Cómo es una madre feminista en 2019?

Es una madre que se plantea romper con las maternidades que nos han impuesto. Por un lado rompe con la lógica de una maternidad patriarcal, en la que la mujer se tenía que quedar en casa cuidando a los hijos, pero que también trata de romper con la lógica de una maternidad neoliberal, en la cual la crianza queda supeditada al empleo y al mercado.

En conclusión, la maternidad feminista rompe con estos arquetipos impuestos y trata de poder vivir libremente, dignamente y sin imposiciones una maternidad emancipadora en el marco de una sociedad igualitaria, donde el trabajo del cuidado y la crianza se reparta entre hombres y mujeres, y donde haya una responsabilidad social con la misma.

La llama "mamá desobediente". 'Desobedientes', 'malasmadres', 'superwoman'... ¿Son necesarias las etiquetas?

Las etiquetas tienen el límite de que pueden simplificar, pero también permiten mandar un mensaje. El mensaje que quiero transmitir es el de plantearnos qué modelo de maternidad se ha establecido a lo largo de los tiempos, qué modelo de maternidad hoy es el que más le interesa al mercado y si estas maternidades tienen en cuenta realmente lo que quieren las madres y las necesidades del bebé. Y, a menudo, lo que sucede es que la maternidad y la crianza quedan menospreciadas. La voluntad de la 'mamá desobediente' es desobedecer a las maternidades impuestas para que, en definitiva, podamos escoger.

¿Podemos elegir, entre tanta guerra de modelos de maternidad?

Normalmente desde los medios de comunicación se tiende a tratar la maternidad como una confrontación entre modelos. Como si fuese una cuestión individual y de libre elección. En realidad, nuestras maternidades a menudo vienen más determinadas por el contexto social y económico. No son tanto el resultado de lo que queremos hacer como de lo que podemos hacer.

El contexto es que ahora se tienen menos hijos de los que se desean, ¿por qué?

Porque vivimos en una sociedad que es enemiga de la maternidad y hostil con la crianza. Esto dificulta que las mujeres podamos tener hijos o el numero de hijos que deseamos. La gran paradoja es que a lo largo de la historia se ha impuesto la maternidad como una obligación. Las mujeres 'tenían' que ser madres. Ahora la maternidad es una elección. Es verdad que hay una carga que vincula feminidad a maternidad, pero si lo comparamos con el pasado, hoy es una elección. Aunque esta 'teórica' libre elección en realidad viene dificultada por el contexto. Hoy tenemos una situación de crisis económica, de precariedad laboral, de dificultad para emanciparnos... Y todo esto obliga a posponer la maternidad, lo que conlleva problemas de infertilidad vinculados a la edad.

"Hay una concepción del parto como si se tratara de una enfermedad"

De hecho, el nuevo debate es el de las que queriendo ser madres no pueden.

Las mujeres de mi generación, las nacidas los años 1970, nos pensábamos que cuando quisiésemos podríamos ser madres. Porque nuestras madres lo habían sido sin problemas en su momento. Esto ha hecho que se pospusiera la maternidad. Y cuando nos lo hemos planteado, ya con una determinada edad, hemos chocado con que nuestra capacidad de gestar está más limitada. Algunas han expresado estas dificultades y se ha generado el debate. Las mujeres más jóvenes se han topado con nuestras reflexiones y se han dado cuenta de que la voluntad de ser madre topa con una realidad que lo dificulta.

¿Qué tipo de política incrementaría la natalidad?

Es necesario otro modelo de sociedad si queremos incrementar el número de criaturas que tienen las parejas. Es necesario una sociedad amiga de las prácticas maternas. Y esto ahora no se da. Es fundamental que haya un cambio en el paradigma. Esto implica, por un lado, cambios en el mercado de trabajo que permitan que se facilite la conciliación. Porque hoy en día la conciliación es imposible. Por ejemplo, está el debate de ampliar el permiso de paternidad, pero en ningún momento se plantea ampliar el permiso de maternidad, del que no se ha movido una coma en 30 años y que no permite cumplir ni con la recomendación de la OMS de la lactancia materna en exclusiva durante 6 meses. Además, España es de los países que menos ayudas da a la maternidad y la crianza comparado con otros de la Unión Europea. Promover una sociedad 'motherly friendly' necesita políticas públicas a favor de la crianza.

Sobre el parto ¿parimos o nos ponen a parir?

El problema es que hay una concepción del parto como si se tratara de una enfermedad, una patología. Y se ha dado un proceso de medicalización del parto, de tal modo que a la hora de parir, las mujeres muy pocas veces tenemos capacidad de decidir. Hay una visión del parto muy paternalista. Por lo tanto, nos han robado el derecho a parir y hay que recuperarlo. Hay que reivindicar un parto respetado y libre de violencia, porque se ha establecido un imaginario del parto en el cual debemos de ceder toda la capacidad de decisión al personal sanitario.

Es necesario reapropiarnos del parto desde una perspectiva feminista y emancipadora, y que las mujeres podamos decidir que en el parto haya trato respetuoso y se acabe con un trato infantilizador, con un numero de cesáreas innecesarias, de episiotomías por rutina, de partos instrumentales. Si miramos las cifras, en todas las estadísticas, España supera la media recomendable por la OMS de cesáreas, episiotomía y partos instrumentales o inducidos.

Usted escribe "Dime cuándo pares, y dónde, y te diré cómo"

Tu Código Postal acaba determinando más cómo vas a parir que tu fisiología. Si miramos los datos, así lo recogen. Lo que vemos es que, por un lado, en los hospitales privados, el número de cesáreas, episiotomías, de partos inducidos o instrumentales es siempre superior a los hospitales públicos. Y la intervención médica en el parto es mayor en unas Comunidades que en otras.

Por ejemplo, la Comunidad Valenciana tiene los indices de partos intervenidos mucho más elevados que en el País Vasco. Esto pone de manifiesto que, en la medida en que no se respeta la fisiología y la evolución del parto, nos vamos a encontrar una serie de prácticas e intervenciones médicas —como la cesárea o la episiotomía o un trato infantilizador o denigrante— que tienen un efecto negativo para la salud física o psíquica de las mujeres. Es fundamental es que se respete la fisiología del parto, y que se entienda y se atienda el parto como un proceso fisiológico y no como una enfermedad.

Es muy impactante y emotivo el relato que hace en el libro de su parto en casa. ¿Y si le dijera que, lejos de ser perfectos, prefiero mis dos cesáreas?

(Risas) El libro no pretende juzgar a otras madres, ni en sus partos, ni en sus lactancias, ni en su modelo de crianza. En el fondo cada una hacemos lo que podemos en el contexto en el que nos encontramos y a veces tampoco podemos elegir. Mi crítica al parto intervenido o al negocio del biberón es a un modelo que se impone vinculado a intereses empresariales. Y, si hablamos del parto, hay que reivindicar las cesáreas cuando sean necesarias, como la episiotomía. No es una crítica a un personal sanitario, ni una crítica 'per se' a la intervención sanitaria, sino a cuando estas prácticas se llevan a cabo por rutina y atendiendo más a la organización sanitaria o intereses económicos que a la fisiología de la mujer.

"La 'mamá abnegada' y la 'supermamá' son maternidades inasumibles"

¿Ha encontrado la receta para superar el dilema entre la 'madre profesional' y la 'madre abnegada'?

La ambivalencia es intrínseca a la maternidad. La maternidad por un lado hace que tengamos un amor hacia esa criatura que nos desborda, pero a la vez a menudo no podemos más con ella. Aceptar esa ambivalencia como una parte inherente de la maternidad nos ayuda a sobrellevar el ejercicio materno. Porque muchas veces se establece ideal de madre abnegada, sacrificada, que lo deja todo por el hijo. O el ideal de 'superwoman', supermamá, que a la vez que cuida a la criatura tiene que trabajar.

Ambas son maternidades inasumibles. Lo que se trata de señalar es que, para que la maternidad pueda ser vivida libre de culpa, hay que afrontar la responsabilidad social de respetar los ritmos de la maternidad y el reto pendiente de maternalizar la paternidad. Porque la maternidad no es una práctica solo de las mujeres. Aunque se dan elementos vinculados a la biología, como la lactancia, eso no quita para que los padres se impliquen desde el inicio en la crianza.

Los padres no aparecen en su libro hasta pasado el ecuador (pág. 167), ¿no están cada vez más presentes en la crianza?

Este es un libro que quiere reflexionar sobre las dificultades de ser madre hoy en día, pero también me parecía relevante reflexionar sobre lo que implica la paternidad. Lo que señalo es que es verdad que en la sociedad actual las mujeres asumimos muchas más tareas de cuidados que los hombres. Las mujeres asumimos el doble en horas en trabajos del hogar, cuatro horas contra dos, y esto tiene su traslación en la crianza. Pero señalo que hay que maternalizar la paternidad, porque no es solo una responsabilidad de las madres, sino también de los padres. Hay evidentemente unas practicas vinculadas a la crianza inicial, piel con piel, o lactancia, donde la madre tiene un papel esencial, pero esto no quita que el padre se implique.

¿Cuando se implican los hombres tienen las mismas penalizaciones sociales?

En la medida en que la sociedad no valora el ejercicio de la maternidad, cuando la desarrollan mujeres está penalizado, pero cuando la realizan hombres seguramente tampoco está muy bien visto. Porque el problema en definitiva es el poco valor e importancia y visibilidad que damos a las tareas de cuidados. Creo que es necesario cambiar las prácticas sociales para que acojan la maternidad. Es paradójico que unas prácticas como gestar, dar de mamar y criar sean tan menosprecidas y relegadas a los márgenes.

¿A qué achaca el actual 'boom' de la blogosfera y literatura de maternidades?

Las madres, frente a la soledad de la maternidad en la que hoy criamos, encuentran en las redes sociales una puerta a través de la cual conectar con otras madres, compartir nuestras preocupaciones o dificultades. La blogosfera es un espacio para socializar y compartir la maternidad. El anonimato que permiten es util para abordar otras temáticas, como la infertilidad, las pérdidas gestacionales... Se crean unos marcos de solidaridad que dan lugar después a amistades duraderas en el tiempo o incluso a espacios de encuentro más allá de las redes.

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