El caso de Suerte es sólo uno entre las muchas historias que se esconden en la perrera de Daimiel y en la que conviven animales maltratados o abandonados.

Las historias se suceden, según explica la presidenta de la protectora Villanana, Natividad Rodríguez, quien indica que una de las cosas más tristes que ocurre es cuando un perro se pone enfermo y lo traen porque no pueden cuidarlo.

"A veces lo tengo que llevar a casa, donde tengo un cuarto para estos animales", explica Rodríguez quien recuerda el caso de un hombre con perros de raza al que uno se le contagió de hongos.

Otras veces es un embarazo el causante, como el de una perra que tiraron por encima de una valla de tres metros de alto y con alambre para dejarla en la perrera.

"Podía haber reventado al caer al suelo", indicó Natividad.

Pero entre las historias se encuentran las conocidas como la de los galgos, de los que ahora mismo hay dos, de raza.

"Los habían dejado en una casa y se habían llevado los perros de caza del hombre", indicó Rodríguez.

Al acercarse a la jaula, uno de los galgos todavía tiembla, ni siquiera se atreve a acercarse a dos metros, aunque lleva ya varias semanas en la protectora, el otro ni siquiera sale y permanece recluido en un caseta del temor que le infunden los hombres.

Estos perros de raza no son los únicos que hay en la perrera ya que también hay pastores alemanes, o huskys siberianos, todos ellos esperando a alguien que como a Suerte le de el cariño que necesitan.

"La gente dice que los abandonos suelen ocurrir a los chuchos", explica la presidenta mientras muestra un Chow-Chow, un perro de raza japonesa de siete meses.

Adopciones

Para poder realizar las adopciones y dar a conocer los perros que tiene la protectora, algunos desde hace años, se han decantado por Internet y próximamente abrirán su página web.

En ella habrá un apartado dedicado a las adopciones en la que se podrá ver una foto de cada perro para quien desee hacerse con él.

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