La muerte de Casagemas es un ejemplo de la obra picassiana en que se muestra su fascinación por el expresionismo mediante lienzos de gran relieve.
En su Autorretrato, de 1906, el pintor malagueño plasma algunos de los primeros signos que la influencia ibérica dejó en su prolífica obra.
El lenguaje deconstructivista de Picasso se ve representado en la exposición por el gran díptico formado por Hombre con mandolina y Hombre con guitarra (1911-1913).
Un importantísimo grupo de obras que permite seguir los meandros del período surrealista en la producción del artista malagueño, aspecto en el que la colección del Musée national Picasso es especialmente interesante. Un ejemplo de ello es El pintor y su modelo (1925).
También se exhiben las obras relacionadas con el compromiso del artista en la lucha que a finales de la década de los treinta asola España, como en La mujer que llora.
La vertiente de ceramista se ilustra también mediante casi una decena de piezas únicas, realizadas entre 1947 y 1957, ejemplo de ello es la serie de los Déjeuners sur l'herbe según Manet.
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