La fascinación marina de Miquel Barceló atraca en la galería Elvira González

  • La galería madrileña reúne una treintena de obras producidas durante el último año por el artista. 
  • Lienzos, dibujos y cerámicas, inéditas hasta la fecha, donde Barceló manifiesta su especial predilección por el mar.
Miquel Barceló. Tiempo de vida, 2018. Técnica mixta sobre lienzo. Cortesía de la galería Elvira González.
Miquel Barceló. Tiempo de vida, 2018. Técnica mixta sobre lienzo. Cortesía de la galería Elvira González.
MIQUEL BARCELÓ
Miquel Barceló. Tiempo de vida, 2018. Técnica mixta sobre lienzo. Cortesía de la galería Elvira González.

Miquel Barceló pertenece a esa 'tribu' de artistas a los que no les gusta que la inspiración les pille desprevenidos. Desde hace muchos años no sale de casa sin un cuadernillo de viaje o especie de diario en que vuelca ideas, imágenes y bocetos de lo que posteriormente transformará en obras de mayor formato, pensamientos que toman forma de poesía e, incluso, asuntos más banales como la lista de la compra o un regalo que tiene que hacer.

En uno de sus últimos diarios Barceló daba forma a un poema en el que revelaba que disfrutaría llevando una vida de pulpo. "Llevaría una vida de pulpo. De noche comiendo cangrejos y gambas. Y en las horas de sol, dentro de las barracas. No iría casi nunca a la ciudad, ni a misa, ni al mercado. No haría nada en todo el día, observaría las colecciones de caparazones de cangrejos peludos y de lapas", escribía. "El pulpo me fascina y es como una metáfora de mi actividad como pintor, como artista. Es un animal que se alimenta de sí mismo", declaraba hace unos días a la agencia Efe.

Este es también el leitmotiv de Vida de Pulpo, la recién inaugurada exposición del artista en la galería Elvira González de Madrid que reúne un total de 29 obras -quince lienzos, doce obras sobre papel y dos cerámicas- realizadas en los últimos dos años y que son mostradas al público por primera vez.

En ella todo gira en torno al mar. "A Miquel le ocurre a menudo que aunque necesariamente no trabaja por series se nota que hay una idea que le impulsa. En la primera exposición suya que organizamos, hace casi cuatro años, los fondos de las pinturas eran muy blancos, estaba pensando en tierra y muchas cosas que recordaban casi a paisajes lunares. En este caso, el tema que tiene en la cabeza es el mar, la mayoría de estas obras las ha realizado en su estudio de Mallorca, donde hay una zona desde la que se ve el mar", explica a este diario Isabel Mignoni, codirectora de la galería junto a su hermana Elvira.

No es una novedad la fascinación del pintor por el mundo acuático. Como buen mallorquín siempre ha manifestado una especial predilección por este tema que, además, también ha dejado latente en sus últimas exposiciones en nuestro país. En el 2017, su retrospectiva en Salamanca fue bautizada con el título El arca de Noé, que daba nombre además a un lienzo de 4x6 metros, inédito hasta la fecha. El pasado año, llevaba al Jardín Botánico de Madrid el proyecto Vivarium, compuesto por trece bordados de gran formato realizados por su madre Francisca Artigues a partir de sus dibujos. La primera tela que su madre bordó hace una década fue, precisamente, un mantel blanco y azul con los colores del mar y peces del Mediterráneo, a los que más tarde se unirían criaturas abismales, tiburones, tortugas, gambas o estrellas de mar.

Vida de Pulpo, que podrá visitarse hasta el 30 de marzo, nos regala ahora la oportunidad de contemplar sus últimas producciones vinculadas al mundo marino pero en este caso, mucho más sombrías. En algunas de ellas, el mar es protagonista absoluto y solitario. En otras, aparecen barcas vacías, perdidas en medio del mar, o repletas de seres humanos que parecen a la deriva bajo la tormenta y evocan, claramente, a las pateras. "Vivimos tiempos sombríos y me gusta que estas imágenes del mar que están en la muestra coincidan con el periódico, no es por casualidad. Es algo tangencial, y aunque mi pintura tiene muchos niveles de lectura es evidente que me incumbe mucho esta gente que se ahoga en el Mediterráneo", afirma el artista. También está ese pulpo multicolor, que da título a la exposición y que preside una de las paredes de la galería, majestuoso, abrazándonos con sus tentáculos de casi dos metros de ancho.

"Hemos querido completar la exposición con algunos dibujos en los que también continúa con el tema marino o paisajes de alguna playa; y otros realizados para una nueva edición del Fausto de Goethe editado por Galaxia Gutemberg. En el catálogo, además, se reproducen algunas páginas de su diario, una manera de que el espectador pueda conocer mejor cómo ha sido el 2018 de Miquel Barceló y de perpetuar lo que ha visto en la exposición", señala Mignoni para quien Barceló representa "al artista cien por cien, una persona completamente fuera de la norma, de personalidad única, con una cultura extraordinaria a todos los niveles y de una curiosidad insaciable por cualquier tema".

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