La familia de los alumnos acosados en Orcasitas abandonará el barrio y culpa al instituto de "saberlo y no hacer nada"

Instituto Juan de Villanueva de Madrid
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Instituto Juan de Villanueva de Madrid

La familia de los alumnos presuntamente acosados en el barrio madrileño de Orcasitas cambiará de barrio próximamente por el miedo a nuevas agresiones y posibles represalias del entorno de los menores detenidos por acoso el pasado 15 de diciembre.

La policía detuvo en esa fecha a un total de 15 adolescentes entre 14 y 16 años acusados de acosar a dos hermanos de 13 y 15 años, estudiantes del instituto Juan de Villanueva.

Ruth, la madre de los afectados ha explicado a Europa Press que los problemas comenzaron hace un año y cuatro meses en el instituto, con vejaciones y amenazas en el interior del colegio y a las puertas del centro, por parte de algunos compañeros y también menores ajenos al centro.

Respecto a este grupo, los describe como "un grupo de más de 20 chavales, muy agresivos y ofensivos, que se encaran con nosotros y con todos los que pillen a su paso. No tienen valores y vienen de familias desestructuradas. Son gentuza", concluye.

Según la familia, se informó al instituto desde que estos episodios comenzaron a tener lugar, pero el centro "no ha hecho nada al respecto". Inicialmente, intentaban que la situación se "enfriase", evitando que sus hijos acudieran al colegio en los días siguientes a cada incidente, pero la situación se repetía al volver al instituto.

Ruth relata incluso que llegaron a acordar con las autoridades del centro que sus hijos saldrían una hora antes, perdiendo una clase, para evitar de esta manera que se encontrasen con los acosadores en la puerta del instituto.

Pese a estas medidas, la situación continuó empeorando hasta la noche de Halloween de 2017, fecha en la que de acuerdo a la familia se produjo una agresión física en la que resultó herida una prima de las víctimas, que trató de defenderlos cuando volovían juntos de una fiesta. Al parecer, también atacaron a la hermana mayor de los tos menores (de 17 años) que denuncia estar amenazada por este grupo desde entonces.

De hecho, la familia explica que en el último incidente, los acusados venían buscando a la joven. Los hermanos se encontraban en el portal de la casa y el padre oyó desde el domicilio gritos de un gran número de adolescentes, por lo que alertó a la policía, que logró detener a 15 de ellos que se encuentran ya a disposición de la Fiscalía de Menores.

"Las amenazas eran continuas. Sabían los telefonos de los chavales y la dirección de la casa y venían y llamaban al telefonillo. En Instagram y otras redes les insultaban, vejaban y amenazaban incluso de muerte, como la última vez a mi hijo mayor. A veces les grababan en el instituto o la calle. Es una situación de acoso 24 horas al día" describe Ruth.

El instituto "no hacía nada" al respecto y niega conocer los hechos

Por ello, los jóvenes acosados ya no iban al colegio desde hacía más de un mes; de hecho, intentaron cambiarles de colegio sin éxito, y acudieron hace meses al Servicio de Apoyo a la Escolarización de la Comunidad de Madrid, que les pidió un informe de peso que justificase tal cambio y la activación del Protocolo de Actuación contra el Acoso Escolar.

Sin embargo, Ruth afirma que en el instituto se negaron a facilitar esa información, lo que obligó a que los chavales continuasen en ese centro, "ante las amenazas de perder la custodia si los menores no estaban escolarizados".

Ruth se muestra muy molesta con la actitud del colegio, ya que, según explica, "los tutores con los que hablamos nos dijeron que ante cualquier episodio de acoso se lo contásemos al Jefe de Estudios, y este se lo trasladaría a la policía", algo que nunca ocurrió.

La versión de la familia contradice a la de la Consejería de Educación, según la cual los indicios apuntan a que las vejaciones se producían fuera del centro, y señalan que de entre los detenidos sólo dos eran compañeros de instituto de las víctimas. Pese a ello, señala que se ha abierto tras tener conocimiento de los hechos un expediente de información reservada para conocer las circunstancias que rodean las supuestas humillaciones. Mientras tanto, el centro niega conocer ninguno de los incidentes descritos, y sólo después de producirse la detención ha abierto el Protocolo de Actuación contra el Acoso Escolar.

Según la Consejería, los menores acosados no acudían al centro en el momento de los hechos porque uno de ellos había sido temporalmente expulsado como medida disciplinaria, y el otro tenía "un largo historial de faltas de asistencia justificadas por la familia".

Pese a ello, la investigación continúa abierta, tratando de esclarecer si el incidente constituye un caso de acoso escolar o responde a alguna tipología differente.

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