Se calcula que solamente quedan unos 700 gorilas de montaña en una zona que se extiende por los territorios aledaños de los tres países. Estos animales son además una gran atracción turística y una buena fuente de dinero para las autoridades, que cobran 500 dólares (unos 341 euros) por día a cada turista que visita el área.
Se trata de la primera vez en la que los tres países trabajarán conjuntamente para proteger a estos grandes simios. Grupos rebeldes, que operan desde bases en el nordeste del Congo, fueron culpados el año pasado de la muerte de más de una decena de gorilas de montaña.
La peor masacre ocurrió el 22 de julio, cuando en un único ataque murieron seis de los doce miembros de la familia Rugendo (nombre de una localidad), incluidas tres hembras y el 'espalda plateada' o jefe del grupo, un ejemplar llamado 'Senkekwe' que pesaba más de 270 kilos.
Tala de árboles, caza furtiva...
Los gorilas desaparecen también por la tala de árboles en las zonas selváticas en que habitan los simios y la acción de los cazadores furtivos que los matan para vender su carne, sus cabezas y sus manos.
El coste de los cuatro primeros años de este plan de protección ha sido calculado en 4,1 millones de euros y será financiado por el Gobierno holandés, señalaron Rugamba y Mapesa.
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