Augusto Ferrer-Dalmau: "Mis cuadros son como pequeñas películas de Hollywood"

  • Conocido como 'el pintor de batallas', este artista retrata en sus cuadros la historia militar de España.
  • Un libro, 'Bocetos para la historia', repasa la historia bélica de España a través de sus pinturas.
  • La guerra antigua, "aunque cruel era cinematográfica", la actual es "horrible sin paliativos".
  • GALERÍA: En el estudio de 'el pintor de batallas'.
Augusto Ferrer Dalmau, 'el pintor de batallas', en su estudio en Madrid con una espada toledana de su colección.
Augusto Ferrer Dalmau, 'el pintor de batallas', en su estudio en Madrid con una espada toledana de su colección.
JORGE PARÍS
Augusto Ferrer Dalmau, 'el pintor de batallas', en su estudio en Madrid con una espada toledana de su colección.

Entrar en el estudio de Augusto Ferrer-Dalmau (Barcelona, 1964) tiene algo de adentrarse en un túnel del tiempo. Una colección de espadas antiguas, una montura del siglo XIX, réplicas de revólveres, fotos y, sobre todo, algunos de los cuadros históricos de su habitante. A Ferrer Dalmau se le conoce como 'el pintor de batallas' y viendo su obra es justo calificativo. Ferrer Dalmau ha retratado la historia militar de España en sus cuadros detalladamente realistas y un punto románticos: los conquistadores, los Tercios, las guerras carlistas, las misiones en Afganistán... Su pincel ha retratado la guerra en diferentes épocas como solo un reportero de guerra podría haber hecho. Ahora, un libro Bocetos para la historia (Espasa, 2018) repasa la historia bélica de España a través de su obra.

¿De dónde le viene esa pasión por estos temas históricos?

De la infancia. Era el típico niño que jugaba con los madelmans, los soldaditos, Fuerte Comanche y demás; y me chupaba todas las películas de John Wayne. Además, en mi casa había mucha afición a la historia. Así que mezclaba la ficción de Hollywood y mis juegos infantiles con los libros de mi madre que era historiadora. Lo mamé desde el punto de vista maternal.

¿Y lo convirtió en su profesión?

Tuve que pasar muchos procesos artísticos hasta que vi el momento. Cogí cierto nombre en el mundo de la pintura paisajística y propuse a mi galerista probar con una exposición de caballería española. Fue un éxito y los marchantes se animaron. Yo lo quería hacer de modo profesional, así que jugué bien las cartas y salió.

Ahora es más conocido y está en un momento dulce, y, casualmente o no, coincide con un momento donde la historia está más devaluada a nivel educativo y social...

La historia está muy devaluada y cada uno la explica como le conviene. La historia, bien contada por un buen profesor puede ser bonita y divertida. Y ahora estamos pasando a una historia de fechas y nombres, muy aséptica y escéptica, carente de imágenes e iconografía. Mi hijo sabe lo elemental de historia. Los de mi generación sabíamos mucho más. Ahora es todo muy esquemático.

Sin embargo, vivimos en una sociedad donde prima lo visual y su obra llega más y mejor...

Me acuerdo que de pequeño estudiaba la historia en libros que no tenían imágenes. Tenía carencia en ese sentido. Este granito de arena que aporto hace, espero, que mucha gente descubra a los Tercios, que hasta que Arturo Pérez-Reverte escribó sus novelas, eran absolutos desconocidos para el gran público. Las imágenes ayudan muchísimo a enganchar a los jóvenes a la historia.

Uno de sus cuadros grandes, ¿cuánto le lleva?

La parte documental es la parte más difícil. No solo depende de mí, consulto a historiadores, uniformólogos, documentalistas, asesores,... Estoy constantemente persiguiéndolos y preguntando. Hay un proceso muy lento de documentación en la que dependes de muchas personas. Aunque la disfruto mucho. Menos de tres meses no me lleva un cuadro, cinco. Luego tiras de modelos reales, en los patios y mucho tiempo diciéndoles "ponte así, con esta postura". Es una aventura, es como hacer una pequeña película de Hollywood, pero en pintura.

¿Por qué se centra en lo bélico?

A mí me gusta la caballería. Una carga de caballería es lo más para mí. La gran mayoría de mis cuadros están relacionados con ella. Me gustan mucho los caballos en movimiento. Tiene una estética y un belleza que un tanque no puede tener.

<p>La carga de Taxdirt (1909), por Augusto Ferrer Dalmau</p>
La carga de Taxdirt (1909), por Augusto Ferrer Dalmau

La carga de Taxdirt (1909), por Augusto Ferrer Dalmau

Ha pintado todas las épocas menos la Guerra Civil...

Es un tema muy polémico. He pintado alguna cosilla por encargo y sin publicarlo. Me gustaría mucho y hay escenas muy interesantes de combates. Pero sigue siendo una herramienta política. En cambio, las guerras carlistas que fueron unas guerras civiles con más muertos, con miseria, con una crueldad inusitada... la pintas y no pasa nada, pintas a unos y otros y nadie se rasga las vestiduras. Y el carlismo acabó evolucionando hacia otras corrientes que acabaron siendo el nacionalismo. Pero si pinto el cruce del río Ebro o la batalla de Teruel, me dirán que este sí y este no... No será arte sino que se convertirá en polémica. Ahora que lo pienso, dentro de poco hará un siglo de la Guerra Civil. Tenemos que empezar a enterrar eso.

¿Qué dice a quienes le acusan de belicista?

Es la historia de la humanidad, por desgracia. No estamos acostumbrados porque llevamos dos generaciones sin ir a la guerra. Somos lo que somos ahora porque ha habido muchas guerras antes.

Le oigo hablar de belleza, pero ¿la guerra lo es?

Hombre, una carga de caballería del siglo XIX, con esos colores, ese movimiento, es cruel pero bello. Y desde luego, es más bonito que hacer desaparecer medio pueblo de un bombazo.

Así que, ¿la guerra de antes, era más estética?

Dentro de la crueldad, tenía una cierta belleza. No diría que es estética, sino cinematográfica. Es como el que pinta naturalezas muertas y bodegones. Lo mismo.

Ha ido a misiones con los soldados españoles en Líbano, Malí y Afgansitán, con los rusos en Siria...

La de Siria es una de las peores guerras que han existido. Si quieres ver Montecassino hoy, ve a Alepo. Y siguen combatiendo. De las cinco misiones que he ido, en la que he sentido el verdadero escalofrío de la guerra ha sido en esa. Eso, ¿qué belleza tiene? Artísticamente, las ruinas tienen algo que trasmite la guerra. Pero es horrible sin paliativos.

¿No se siente como un pintor fuera de época?

Más que sentirme, me lo dicen. Me dicen ¿estás loco? ¿por qué te vas a pintar a esos sitios, que te van a pegar un tiro? Pero allí vivo y cojo un sentimiento que en el estudio no puedo captar. Y esas sensaciones las utilizo también en lo que pinto sobre el pasado porque esas sensaciones son las mismas. Me ayudan, sé lo que se siente.

Sus cuadros muestran una cierta ética del trabajo y del esfuerzo...

El día que nació la fotografía el arte tuvo que reinventarse porque antes intentaba ser una fotografía del presente y pasó al abstracto, al impresionismo, a hacer cosas que la fotografía no podía. El color tuvo un papel importante. Pero hoy en día con los filtros y los Photoshops, la fotografía puede crear verdaderas maravillas. ¿Qué le queda al artista? Pintar cosas lo que no se pueden fotografiar, que la cámara no pueda captar. Esto es lo que yo intento. Pintar una carga del siglo XIX.  A todos los niveles, desde el paisaje hasta la historia. Hoy por hoy las cámaras llegan a todos los niveles. Hace poco me llegó un chico que me decía que quería pintar urbanismo. Y le dije, píntame el Madrid del siglo XVIII. Es un trabajo titánico, ¿eh?

<p>Augusto Ferrer-Dalmau, 'el pintor de batallas', en su estudio ante uno de sus últimos cuadros.</p>
Augusto Ferrer-Dalmau, 'el pintor de batallas', en su estudio ante uno de sus últimos cuadros.

Augusto Ferrer-Dalmau, 'el pintor de batallas', en su estudio ante uno de sus últimos cuadros (JORGE PARÍS)

Y muy similar al de los escritores...

Es el mismo trabajo. Ellos se tienen que documentar. Y más que yo, que puedo disimular más con los pinceles. Los artistas hoy en día tenemos que hacer cosas que la tecnología, en general, no puede ofrecer.

¿Uno de los males de hoy es juzgar el pasado con los valores actuales?

Es el gran error. No podemos pensar con nuestra mentalidad en un señor del siglo XVII, su concepto de la vida, sus valores eran otro. Y tampoco hay que demonizarlo. Censurar el pasado no tiene mucho sentido. Por esa regla de tres, dentro de doscientos años nos juzgarán por hacer cosas que hoy nos parecen estupendamente. Nos llamarán de todo, pero es nuestra mentalidad y vemos el mundo así. Nos verán como locos. El español del año 36 era otro al actual. Si no, mal vamos.

¿Y ese error nos hace a los españoles estar un poco acomplejados con la historia?

Parece que tenemos que pedir perdón por ser españoles, pero es nuestra historia. Los estadounidenses no han pedido perdón por las bombas atómicas. Nadie ha pedido perdón por su historia. La conquista de América trajo verdaderas matanzas, nadie lo discute. Pero también hay que ver la parte positiva: las universidades, el progreso que llevamos... España es hoy lo que es hoy por todo aquello, por lo bueno y lo malo. Es un poco lo de ver el vaso medio lleno o medio vacío. Me gusta también ver la parte positiva de la historia.

¿Qué le parece las últimas noticias que llegan desde EE UU, donde retiran el nombre de Junípero Serra o una estatua de Colón por genocida?

Descubrimos América, apoyamos con tropas y dinero la independencia de EE UU, y están donde están porque fuimos allí. Y nos pagan tirando las estatuas de Colón y diciendo que era un genocida. ¡Yo no entiendo nada! Unos pocos nos cabreamos, pero ya decimos: para qué. Nadie va a hacer nada, pero no me da la gana pedir perdón por la historia de este país.

Arturo Pérez-Reverte es buen amigo de usted y le ha ayudado a llegar al gran público, ¿qué le aporta esa amistad?

Imaginación. Cuando estoy ante un cuadro complicado, tiro de él. Lo que más me gusta de él es su imaginación portentosa. Me propone ideas, que las tiene muy buenas. Además, no puedo pintar un cuadro naval sin analizar hasta el último cabo con él. Ya no me la juego.

Seguro que hay muchos 'frikis' que le sacan hasta el más mínimo error...

Sí, sí, exigen un nivel de detalle brutal. Por eso mis cuadros van firmados también por grandes historiadores y asesores. Busco los mejores. Tengo que andar con mucho cuidado.

¿En qué está trabajando?

Tengo que pintar un cuadro muy grande sobre la entrada de Cortés en Tenochtitlan para una universidad de México. Tengo un cuadro muy importante sobre Elcano para el centenario por el que me embarqué en la Nao Victoria. Son importantes, porque tocan. Y en mayo presentó en Moscú el cuadro por el que fui a Siria. Allí tengo que demostrar mucho porque siento que no me represento yo solo, sino al arte español. Tengo que dar el do de pecho.

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