Aportan el dinero para pagar la Seguridad Social de millones de jubilados españoles, cubren empleos que se rechazan y si sube el paro, se ceba en ellos, pues los inmigrantes trabajan sobre todo en la hostelería y la construcción, sectores con más temporalidad.

De ahí que el desempleo entre los trabajadores extranjeros en Málaga se haya casi duplicado entre enero de 2006 y el mismo mes de 2008, al pasar de 6.815 a 11.149 personas. Por contra, en ese periodo el paro total en la provincia se incrementó en sólo un 17%, según datos del SAE.

Pese a estos malos augurios, los contratos a inmigrantes crecieron un 23% de enero de 2006 a 2007, cuando la población extranjera creció un 8%. Pero de 2007 hasta enero pasado disminuyeron un 7%, una caída que guarda relación con la desaceleración que vive la economía, en especial la construcción.

En contra del estereotipo dibujado hace unos días por el ex ministro del PP Miguel Arias Cañete sobre la escasa cualificación de estas personas, entre los extranjeros que trabajan en Málaga (datos de 2008), dos de cada tres tienen estudios secundarios o superiores (el resto, primaria; de ellos, el 15% es analfabeto).

¿Su perfil?

Entre 25-44 años, hombre y marroquí con contrato temporal. El 90% del total está en ese caso, aunque entre las mujeres es ligeramente inferior. Las ocupaciones se mueven entre construcción, restauración, vendedores en comercios y personal de protección. Un dato llamativo: sólo 31 de los 8.008 contratos en enero eran empleados domésticos.