Santiago Segura lleva décadas en primer plano del cine y la televisión en España. Un hombre de sonrisa y humor eternos frente a la cámara que ha logrado construir una carrera de éxito, en buena parte, gracias a esa pentalogía iniciada en 1998 con Torrente y alargada hasta la Operación Eurovegas de 2014.

Nada, o casi, se sabe de su vida personal, principalmente porque el cineasta y actor trata siempre de mantener ésta en un segundo plano y fuera de las entrevistas y promociones. Curiosamente, ese 1998 en el que nació aquel 'brazo tonto de la rey' que batió todos los récords en taquilla fue el año en el que conoció a la mujer de su vida.

Cuentan en ABC que, durante el rodaje del primer Torrente, Santiago Segura conoció a María Amaro, maquilladora de cine y televisión con la que ha tenido dos hijas: Calma, que ahora tiene 10 años, y Sirena, que tiene 5.

Ambos viven desde hace años en un ático de Gran Vía, cerca de la escuela de maquillaje que Amaro tiene en la plaza de Callao y donde se imparten cursos de maquillaje enfocados a diversos sectores que van desde el cine y televisión, a la moda. Explican en Semana, que Amaro lleva dedicada a este mundo desde los 19 años, como Segura lleva toda la vida a la producción cinematográfica.

El productor cinematográfico, de 53 años, huye de los comportamientos propios de una estrella como él. No tiene vicios confesados, no fuma debido al asma y es intolerante al trigo y a la lactosa. Sufre tinnitus, un trastorno auditivo que le impide oír con claridad. Desde ABC explican que, lejos de los focos, Segura es un padre de familia tranquilo y responsable que huye de lo ostentoso, lejos de esa imagen de cierta rebeldía que le acompaña de cara al público.

De hecho, pese a su eterno buen humor, ha pasado por importantes baches en su vida, como la hundimiento emocional que sufrió en 2011 y que él mismo se encargó de desvelar a través de su cuenta en Twitter. "Para defraudarme ya me tengo a mí mismo", ha llegado a decir en entrevistas con Buenafuente o Risto Mejide, para explicar con humor que no sigue a ningún partido político ni equipo de fútbol.