Las restricciones para circular en el centro de Madrid desviarán más el tráfico hacia Sagasta y la M-30

Imagen de un tramo de los bulevares la semana pasada.
Imagen de un tramo de los bulevares la semana pasada.
JORGE PARÍS
Imagen de un tramo de los bulevares la semana pasada.

Las restricciones al tráfico privado en el centro de Madrid arrancarán el próximo 23 de noviembre. El nuevo área, denominado Madrid Central, supondrá la eliminación de los viajes de paso a través de la zona centro de la capital. También desaparecerán las actuales calles de libre circulación y la posibilidad de estacionamiento de los no residentes. Los límites los marcarán las calles Alberto Aguilera, glorieta de Ruiz Jiménez, Carranza, Sagasta, glorieta de Bilbao, Génova, plaza de Colón, Paseo de Recoletos, plaza de Cibeles, Paseo del Prado, plaza de Cánovas del Castillo, glorieta de Carlos V, Ronda de Atocha, Ronda de Valencia, glorieta de Embajadores, Ronda de Toledo, glorieta de la Puerta de Toledo, Ronda de Segovia, Cuesta de la Vega,  Mayor, Bailén, plaza de España,  Princesa y Serrano Jovers .  

Lo que es aún una incógnita es cómo afectarán las restricciones a la zonas más próximas al gran área de prioridad residencial y al resto de la ciudad. ¿Hacia dónde se desviará el tráfico? ¿Habrá más atascos? La información que posee el área de Medio Ambiente y Movilidad, fruto de los datos recogidos en anteriores experiencias, como el dispositivo de tráfico de la Navidad pasada, señalan que las calles que hacen frontera con el distrito Centro no verán alteradas significativamente sus valores actuales, aunque sí recogen un aumento en la intensidad del tráfico en los ejes situados más al norte, concretamente en los bulevares. 

La calle más afectada será Sagasta, donde se prevé que haya un 13% más de tráfico. Pasará de una intensidad media de 1.461 a 1.650 vehículos en hora punta. En el resto de ese eje (Alberto Aguilera, Carranza y Génova) que une Colón con la calle Princesa, la mayor subida estará ligeramente por encima del 1%, en el caso de Alberto Aguilera. "Estas calles serán la opción para aquellos usuarios que aún con las nuevas medidas restrictivas continúen utilizando el centro de la ciudad para sus desplazamientos, por lo que se deduce que se trataría de usuarios cuyo destino se sitúa en una zona próxima a la almendra central de la ciudad", señalan desde el Consistorio. 

Sin embargo, este aporte extra de tráfico no supondrá un empeoramiento de la congestión, ya que en todos los casos los ratios I/C (intensidad/capacidad) se mantienen en proporciones similares a los actuales. Tanto en Sagasta como en Alberto Aguilera la ocupación de ambas vías seguirá entre el 50 y el 70%. La previsión que maneja el Ayuntamiento es que será la M-30 "la vía que se verá más afectada por las nuevas restricciones, pero sin llegar a valores límites de congestión". Esta situación provocará que incluso caiga el tráfico en Serrano (-5,82%), el Paseo del Prado (-3,69%) o el Paseo de la Virgen del Puerto (-1,18%).  

"La repercusión de Madrid Central en el resto de la zona centro de la ciudad no será tal que lleve a situaciones de congestión más desfavorables que las actuales, con excepción de la ligera subida del tráfico en bulevares. El efecto por tanto está muy restringido a las vías de contorno, siendo rápidamente difuminado a través de Calle 30", concluyen. 

"Sagasta ya está bastante colapsada"

"No compartimos ese diagnóstico", asegura Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA). "Nuestro pronóstico sobre el comportamiento del tráfico en Madrid Central es que se va a generar un efecto frontera que colapsará los bulevares y que también va a afectar a las entradas de acceso a la capital, tanto a los anillos (M-30 y M-40) como a las radiales", explica. "De hecho, Sagasta ya está bastante colapsada desde que se eliminó un carril de circulación de vehículo para poner el carril ciclista".

Arnaldo lamenta que la puesta en marcha de Madrid Central no se vaya a acompañar, de momento, de un aumento en la oferta de transporte público. "No se le están ofreciendo a los ciudadanos un transporte público más eficiente. Es necesario aumentar la oferta en la zona, sobre todo de Metro, para que la gente no vaya en coche", finaliza.

Un 40% menos de contaminación

Según las estimaciones del Ayuntamiento, la puesta en marcha de Madrid Central, que ocupará un total de 472 hectáreas, reducirá en aproximadamente un 40% la emisión de dióxido de nitrógeno (NO2) en el centro de la ciudad. Esto es posible gracias a que se eliminará el tráfico de paso, un 20% del total, que es el que recorre distancias más largas, lo que unido al resto de medidas (nuevo protocolo de contaminación, obras de ampliación de aceras, carriles ciclistas...) supondrá una reducción del 37% en los kilómetros recorridos en el distrito, con especial incidencia en los vehículos más contaminantes.

Las primeras limitaciones empezaron en 2004 Las limitaciones al vehículo privado en el centro no son una novedad en la capital. Las primeras limitaciones empezaron en el año 2004 cuando era alcalde Alberto Ruiz-Gallardón (PP), con la declaración de APR para la zona de Cortes. Posteriormente se extendieron al barrio de Las Letras (2005), Embajadores (2006) y a Ópera en agosto de 2015.

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