Un informe del Instituto de Trabajo Social y de Servicios Sociales (Intress) de Cataluña ha analizado más de 2.100 sentencias donde aparece el uso de las nuevas tecnologías para cometer el delito y concluye que en un 87% de los casos, los delitos tienen relación con la violencia de género, es decir, con el ciberacoso. Meritxell Campmajó, una de las autoras del estudio, que precisamente el teléfono es una herramienta ''muy accesible'' y no ayuda a controlar los impulsos.

Por eso, propone medidas penales alternativas, de cariz formativo, y a la vez trabajos de sensibilización porque la sociedad tome conciencia de los peligros del ''nuevo medio para llevar a cabo el control de la pareja'', tal como lo define la otra autora de lo informa, Núria Iturbe.

Por el análisis de estas sentencias, las autoras partían de la hipótesis que en la mayor parte de delitos cometidos con el uso de las nuevas tecnologías serían a víctimas desconocidas y en cambio, descubrieron que en un 94% de los casos de acoso, la víctima del delito era la expareja, el 77%, o la pareja actual, en un 17%.

Por este motivo, Iturbe lo justifica por la aparición de un ''nuevo medio'' para continuar llevando a cabo el ''control a la pareja''. Para Iturbe es importante constatar que a través de la red, ''hay una carencia de empatía'' puesto que no se tiene la víctima ante y por lo tanto, es ''más fácil''. Por parte de la víctima, a distancia, se siendo ''más vulnerable'' porque está disponible para ser asediada o controlada las 24 horas del día.

Así, las nuevas tecnologías estaban presente en un 17% de las sentencias analizadas y de estas, un 84% se había utilizado el teléfono móvil, y prevalece el uso de aplicaciones como WhatsApp. Y es que para Campmajó, el teléfono móvil Se trae ''prácticamente siempre'' encima y por lo tanto es muy accesible, una situación que mengua el control de impulsos de la persona agresora.

Por este motivo, las autoras del informe proponen medidas penales alternativas encaradas a la formación y al trabajo de la empatía que desaparece en el uso de estas nuevas tecnologías para asediar. Por las autoras, tienen que ser programas para ayudar al individuo a reconocer sus patrones agresivos y violentos, mejoran la empatía y el autocontrol, y podrían incluir también, contenidos específicos para propiciar un buen uso de las tecnologías.

Al mismo tiempo, apuestan por mejorar la concienciación social del problema. Por este motivo, Intress pone en marcha una campaña que pone de manifiesto la diferente tipología de delito que se puede producir en la red y ha editado un póster explicando las diferentes posibilidades de delinquir en el uso de estas redes.

En este sentido, el estudio no ha detectado que este tipo de delito se genere más en la población joven, pero son conscientes que realmente es el colectivo que más utiliza las nuevas tecnologías y que por lo tanto, se pueden dar más casos si no se trabaja el buen uso de estos dispositivos móviles. Por eso, la campaña también pone en circulación pulseras con el mensaje ''En la red, no también es no''.