Tras la terrible cifra de mujeres asesinadas, víctimas de la violencia machista, están las historias. Las de los niños huérfanos, las de las familias, y las de decenas de miles de mujeres en España que viven con miedo a que ese hombre que fue su pareja las mate. Es el caso de Silvia González, maltratada por su marido y que vive acompañada en todo momento por su perro de protección.

A pesar de que su maltratador está entre rejas, Silvia todavía tiene miedo. "Pienso: ¿vendrá a casa? ¿Vendrá al trabajo? ¿Les pasará algo a los críos?", sostiene en una entrevista con la Agencia Atlas.

Su calvario comenzó cuando tenía 18 años y se escapó con su novio a Girona: "Recibía palizas diarias, vejaciones, insultos...", cuenta Silvia. Así aguantó a lo largo de doce años de auténtica tortura, en los que no se veía capaz de contar lo que le estaba pasando a nadie, entre otros motivos por "vergüenza". Además, "me quitó de mis amistades, me apartó de mi familia, me apartó de todo el mundo para que fuese solamente de él", con lo que le era más difícil todavía escapar de esa espiral de maltrato.

"No le ponía denuncias y cuando se las ponía, las retiraba todas por miedo, y porque cuando iba ante un juez lo tenía a él al lado, y salíamos los dos juntos (del juzgado). Y con ese mismo temor dices: bueno, vuelvo a casa, y ya está", explica.

Su expareja está en la cárcel, pero eso no ha sido impedimento alguno para poner fin a su pesadilla: desde allí continuaba acosándola por teléfono hasta que Instituciones Penitenciarias le ha cortado las llamadas. "Me llamaba por teléfono desde prisión, me decía palabras obscenas, que a ver qué tal estoy, cómo voy vestida...", recuerda Silvia.

Mientras intenta recuperar su vida y ser feliz, Silvia espera, con pavor, el momento en el que su maltratador salga de la cárcel: "Sabe dónde trabajo, sabe dónde vivo", concluye.