La quema de la sardina invoca a los espíritus de los próximos carnavales

Llorad bilbaínos. Arda la sardina. Los carnavales terminaron ayer en Bilbao, con la tradicional quema de la sardina. Fue un estrago para los parranderos. Tres plañideras encarnaron su dolor por la tarde. Sus lágrimas acompañaron a la sardina en su paseo fúnebre desde la plaza Nueva hasta la plaza del Teatro Arriaga.

Allí fue quemada, entre un onírico acto teatral. Cuatro ankatzales invocaron a los espíritus para que guarden el alma de la fiesta hasta el próximo año. Los ankatzales son siniestros personajes que caminan sobre zancos. Dirigió la ceremonia Don Karnal, la personificación de la lujuria. Y cuatro músicos orquestaron el sonido de la pompa fúnebre.

Las cenizas incandescentes de la sardina entraron en el cielo, ya negro, de Bilbao. Descenderán el año que viene y llenarán de luz otra vez la fiesta.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento