Uno de los principales miedos que tienen los propietarios de pisos vacíos a la hora de ponerlos en alquiler es la morosidad. Para evitarla, cada vez más firman sus contratos mediante el arbitraje, una herramienta de mediación alternativa a la vía judicial para resolver conflictos entre los propietarios y sus inquilinos.
En 2007, un total de 8.946 contratos de alquiler firmados en Euskadi incluyeron la claúsula de arbitraje de la Asociación Europea de Arbitraje (Aeade), un 6,7% más que el año anterior. Esto supone que tres de cada diez propietarios vascos tienen actualmente protegido su arrendamiento. «El mercado de alquiler de Euskadi demandaba herramientas que ofreciesen seguridad jurídica y tranquilidad a los dueños de los pisos», señala Javier Íscar, secretario general de la Aeade.
Esta asociación, que también gestiona el arbitraje de los pisos cedidos al programa Bizigune del Gobierno vasco, prevé que para el año que viene, esta herramienta sea utilizada por el 45% de los arrendadores vascos.
Casi la totalidad de los conflictos, el 90%, se derivan del impago de la renta, pero también surgen problemas cuando el inquilino subalquila la vivienda por su cuenta. Sólo en cinco de cada 100 casos, es el propio inquilino el que acude al arbitraje y la gran mayoría es a causa de disputas con la reparación o conservación adecuada del piso. Mediante el arbitraje, uno de estos conflictos se resuelve en poco más de un mes.
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