Las comparaciones con Nacho no tardaron en sobrevolar ese EP, y si bien es cierto que las deudas de su hermano hacia iconos como Bob Dylan, Nick Drake o el Leonard Cohen más primerizo aparecen también en el punto de mira de Xabel, éste parece decantarse hacia un formato más contundente y rocoso.
Y su actuación en el madrileño Centro Cultural Julio Cortázar refrendó las sospechas.
Xabel no inicia esta aventura en solitario para seguir la estela y vampirizar el éxito y el apellido de Nacho. Xabel publicó el citado álbum y lanzará en breve Óxido, su siguiente obra, para mostrar al mundo toda la personalidad, pasión, visceralidad y ambiciones musicales que, por razones obvias, un par de baquetas no le alcanzan en Manta Ray.
Aura enigmática
Armado con una guitarra y desprendiendo un aura enigmática, a medio camino entre la hostilidad y la confesión, Xabel ofreció un concierto vibrante y recio y salpicado de constantes referencias amatorias, espirituales y redentorias.
El grupo, muy competente, comenzó un poco agarrotado, pero a partir de una deliciosa Simpatía Por El Débil y, sobre todo, una Nuestra Sociedad Secreta que se erigió como el absoluto cenit, los músicos y el propio Vegas se fueron creciendo hasta terminar con unas cuantas canciones de Óxido que sonaron emocionantes y potentísimas y que auguran un fantástico álbum.
Si hubiera que buscar alguna pega a esta actuación podríamos encontrarla en la inesperada omisión de Dinamita, una de las canciones más arrebatadoras de 2007. De hecho, un exaltado fan que poblaba las primeras filas se la pidió, a lo que Xabel, impertérrito, replicó: "Pa los pollos".
Personalidad, talento, sensibilidad, músculo... y sentido del humor. Xabel Vegas se ha presentado en sociedad.
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