Posteridad. Sin que la palabra haya salido en ninguna de las intervenciones, esa es la idea que ha sobrevolado las declaraciones del jurado del Festival de Cannes en el día en que la cinta Todos lo saben, del iraní Asghar Farhadi, con Penélope Cruz, Javier Bardem y Ricardo Darín como protagonistas, inaugure su 71ª edición.

La presidenta de este año, la actriz y productora australiana Cate Blanchett, ha asegurado que buscarán otorgarle el máximo galardón del certamen a una película "atemporal". Es decir, aquella que perviva en la memoria, "que dure no solo en la mente del jurado y en su imaginación, sino más allá de la duración del festival".

Blanchett (Blue Jasmine, Carol), quien estuvo arropada en la conferencia de prensa por la actriz estadounidense Kristen Stewart, la francesa Léa Seydoux o el director y guionista canadiense Denis Villeneuve, indicó que, además y "por su propia definición", el máximo galardón debe concederse a una obra buena en su conjunto, donde "ojalá" destaquen su dirección, guión o actuaciones.

Le acompañarán en su equipo el actor chino Chang Chen, la guionista y productora estadounidense Ava DuVernay, la compositora de Burundi Khadja Nin, el director francés Robert Guédiguian y el ruso Andréi Zviaguintsev, cinco mujeres y cuatro hombres de siete nacionalidades y cinco continentes.

De los 21 filmes en liza que se proyectarán hasta el día 19 de mayo, donde se encuentran obras de históricos como Jean-Luc Godard (Le livre d'image), sólo tres están firmados por mujeres: Lazzaro felice, de Alice Rohrwacher, Les filles du soleil (Eva Husson) y Capharnaüm, de Nadine Labaki.

Blanchett ha aprovechado su turno de palabra para la reivindicación feminista y su presencia en el certamen tras el protagonismo especial que ha cobrado la lucha a raíz del escándalo de abusos sexuales protagonizado por el productor estadounidense Harvey Weinstein. "¿Me gustaría ver a más mujeres en competición? Absolutamente. ¿Creo que habrá más en el futuro? Eso espero", dijo la ganadora de dos Premios Óscar.

El cambio profundo y duradero, añadió, debe tener lugar a través de acciones específicas, que trate temas como la diversidad de género: "Está pasando en nuestra industria y espero que en muchas otras, porque la creativa no es diferente del resto en este aspecto".

Villeneuve, el hombre detrás de La llegada o Prisioneros, subrayó que la ola expansiva del movimiento #MeToo le ha impresionado, y admitió que aunque en su "humilde opinión" se tardará algún tiempo en alcanzar la igualdad, "se conseguirá y se va a reflejar en lo que pase este año y en los siguientes".

Los nueve integrantes del jurado de Cannes admitieron la dificultad de estar de acuerdo a la hora de premiar una película y de satisfacer a críticos, cineastas y audiencia. "Juzgar a otro artista es muy duro. Va a ser el momento más doloroso y desafiante para todos nosotros", añadió Blanchett, la más reclamada en una comparecencia en la que dijo que intentará abstraerse de la fama o trayectoria de los directores para centrarse en su obra.

El estadounidense Spike Lee con BlacKkKlansman; el italiano Matteo Garrone con Dogman o el japonés Hirokazu Kore-Eda con Shoplifters son algunos de los veteranos, mientras que el ruso Kiril Serebrennikov (Leto) o el estadounidense David Robert Mitchell (Under the Silver Lake) encarnan parte de la renovación.

"Las películas en los festivales están bien, pero es más importante que en diez años o el tiempo que sea perduren. La Palma de Oro debe emocionar. No sé cómo de obvio será en esta ocasión, pero es muy evidente cuando lo ves", opinó Stewart, que en Cannes ha presentado, entre otras, Café Society, de Woody Allen, en 2016.

Seydoux, que ganó en 2013 la Palma de Oro por La vida de Adèle, de Abdellatif Kechiche, avanzó que se decantará por aquella cinta que "cree un nuevo lenguaje". "El cine es un idioma universal. Estoy deseando descubrir a estos cineastas de todo el mundo, pero las emociones, forzosamente, van a primar", añadió la intérprete, que en 2015 presentó Langosta, de Yorgos Lanthimos.

En esta apertura no se obvió la destacada ausencia del iraní Jafar Panahi y del ruso Kirill Serebrennikov , que no podrán asistir a sus pases por sus problemas con la justicia de sus países. "Esto no es un festival de cine político. (...) No es el premio Nobel de la Paz, es la Palma de Oro", concluyó Blanchett, destacando que aunque como jurado no les corresponde pronunciarse sobre la situación, "es terrible que no puedan acudir".