Tiene 11 años y es una niña como las demás. Salvo que su cociente intelectual es de 144 (lo normal es 100) y aprende diferentes contenidos que sus compañeros.

«Voy un curso por delante en lengua y trabajo con un libro de 1º de la ESO (va a 6º de Primaria); en música toco las partituras más rápido y en inglés hago los mismos ejercicios que mis compañeros y, además, otros más difíciles», dice esta niña de 11 años.

Ana, su madre, asegura que fue buena estudiante hasta «tercero de Primaria, que comenzó a ir mal y dar la lata en clase». Entonces descubrieron sus capacidades.

La pequeña «no tenía interés por lo que le enseñaban y sufrió mucho en esa época: no quería ir al colegio porque le echaban de clase a diario».

Luego, en el colegio concertado Santa Teresa le ayudaron mucho «en contra de lo que suele ocurrir con los superdotados», pues un 2% de los niños y jóvenes tienen esta capacidad pero aún no lo saben y no se les atiende.

«Trataron de adelantarla un curso, pero su desarrollo emocional es menor que el intelectual y no se sentía bien». Por ello «la dejaron en su clase, pero con contenidos diferentes».

Un grupo de ayuda y apoyo

Un apoyo importante para los jóvenes es la Asociación Valenciana de Apoyo al Superdotado y Talentoso (AVAST) , donde «les facilitan ayuda psicológica, refuerzan su autoestima y realizan actividades que les interesan, como las matemáticas», asegura Ana, madre de una niña superdotada. «Lo habitual es que los centros no les atiendan bien y se les de como casos perdidos», asegura.