El expresident catalán Carles Puigdemont se quedará en Bélgica hasta que se le ofrezcan "garantías" tanto de seguridad personal como de que tendrá un juicio "justo". Así lo ha dicho en una rueda de prensa en Bruselas, a la que ha acudido con siete de sus exconsellers.

Ha negado que haya viajado a ese país a solicitar asilo político, tal y como se especuló de forma insistente el lunes, y ha asegurado que no rehuirá la Justicia. El abogado belga que le asesora, Paul Bekaert, de hecho, decía poco antes que, aunque "es posible" pedir el asilo, "no es tan fácil" su concesión.

De esta forma, Puigdemont no ha puesto fecha a su vuelta, aunque en teoría el plazo podría acortarse si la Audiencia Nacional lo cita para declarar tras la querella que la Fiscalía ha presentado contra él por rebelión, sedición y malversación, entre otros delitos.

La Fiscalía, de hecho, ha pedido que si los querellados no acuden a la llamada del tribunal, sean detenidos; en este caso, se tendría que cursar una orden de detención europea, pero algunos expertos han recordado en las últimas horas que el garatista sistema belga alargaría los tiempos.

Puigdemont ha dicho que su intención no es "esconderse" y que ahora mismo goza de libertad de movimientos. Y para defender su postura de "evitar la violencia" ha tildado de "extremadamente agresiva" la actuación del Gobierno. En su opinión, además, la justicia española no es imparcial.

Estas son las ideas más importantes que ha lanzado en su comparecencia: