«Aquí está todo muy limpio, y se come tres veces al día». Fue lo primero que dijo Ajay Kuma, un niño indio de 13 años, cuando llegó a Valencia para operarse de las graves quemaduras que sufrió hace 10 años en su país, y con las que ha convivido casi toda su vida.
Lo operaron el viernes pasado, y ayer salió del hospital muy cambiado. Ahora puede comer, hablar mejor y sonreír. Las quemaduras se deben a la explosión de una lámpara de gas de su padre, que es vendedor de té. Le ocasionaron que el mentón se que quedara pegado al cuello, y no recibió tratamiento porque vivía en la calle.
Según la cirujana plástica Eva López, una de las que intervino al pequeño durante casi cinco horas, «habrá más operaciones» en unos seis meses, pero de momento «hemos conseguido que cierre la boca y no se le caiga la baba», explica. «No es la primera vez que se hace, pero afortunadamente en España no se llega a estas secuelas». Al pequeño lo ha acogido la familia del presidente de la ONG Dharma, Jesús Santos, y no volverá a su país hasta que no esté bien del todo.
"Vendía bolis frente al Taj Mahal"
La historia de Ajay Kuma estuvo marcada por la tragedia hasta que una ONG de la Comunitat lo rescató de la calle. El presidente de la Fundación Dharma, Jesús Santos, cuenta que Ajay «era mendigo y vendía bolígrafos en la puerta del Taj Mahal», en la India. «El euro que ganaba al día se lo daba a su madre para enviar a su hermana a la escuela». Este menor «es un botón de muestra de lo que pasa allí», donde los niños lo tienen «muy difícil».
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