Arne Stenzel y Ute Nack, una pareja de Dortmund, Alemania, descubrieron horrorizados hace unos días a una tortuga amarrada en un jardín, después de que le hubieran taladrado un agujero en el caparazón.
El diario Bild explica que los dueños del animal se fueron de vacaciones y, para evitar que el animal escapara, taladraron un extremo del caparazón de la tortuga y en el aguero pasaron una anilla que a su vez estaba unida a un cable para que el quelonio no pudiera salir del jardín.
Arne y Ute llamaron a los bomberos y a una organizació defensora de animales, que acompañados de un veterinario, liberaron al animal, que ahora se recupera en un refugio local. Max Schaurte, responsable del refugio, explica que "el animal debe de haber sufrido un dolor agonizante, porque el caparazón es similar a la piel humana".
Los dueños del animal han sido denunciados por maltrato animal.
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