«Los trabajos temporales o los sueldos bajos y la falta de vivienda a precio asequible complican la emancipación», explica el secretario comarcal de CC OO, José Cameselle. Sin embargo, en cuanto encuentran un trabajo, en lo primero que piensan es en dejar el hogar familiar. «Dan el salto, pero saben que siempre van a tener una garantía de reserva con sus padres, por si les falla el trabajo», asegura.

El acceso a un piso se lleva el 56,5% de los ingresos de los vigueses de hasta 34 años, según los últimos datos del Observatorio Joven de la Vivienda. Con el resto del sueldo tienen que hacer malabarismos para subsistir.

«La emancipación de los hijos ya no es un alivio para la familia. Ahora se emancipan parcialmente, porque no les interesa hacerlo por completo», explican en CC OO.

En la provincia de Pontevedra, el precio medio de la vivienda libre se sitúa en los 163.150 euros. Por este precio en las inmobiliarias viguesas pueden encontrar un piso de tres dormitorios. Eso sí, sería un cuarto sin ascensor, en Coia y de segunda mano. En el caso de la vivienda nueva, a lo máximo que se podrá aspirar es a un apartamento de una habitación en el extrarradio. «En el centro, lo único que se oferta por ese precio son estudios», explican desde la inmobiliaria viguesa Remax.

Ahora bien, según el Observatorio Joven de la Vivienda, las aspiraciones mejoran con la edad. Mientras los menores de 25 apenas pueden adquirir una vivienda de 40 metros cuadrados, al sobrepasar los 30 sus ingresos les permiten pensar en un piso de algo más de 65 m2.

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¿Es fácil emanciparse en vigo?

Jessica Pouseu. 19 años.

Desde hace dos meses ha regresado al hogar familiar porque se ha quedado sin trabajo. «Siempre que he trabajado he vivido fuera de casa de mis padres, incluso en otra ciudad. Tengo claro que, si me voy, asumo yo los gastos porque para eso estoy ganando dinero, aunque no sea demasiado. Ahora estoy buscando trabajo de nuevo aquí, pero la cosa no está muy fácil», asegura.

Luis Víctor. 18 años.

Ya es mayor de edad, pero no por ello ve que en su futuro próximo pueda estar cerca la emancipación. Sin embargo, asegura: «Ya me gustaría a mí vivir solo, pero tal y como están las cosas hoy en día no es nada fácil. El alquiler cuesta mucho y comprar una vivienda ya es impensable». Ahora bien, no descarta que, en caso de proponerlo, sus padres le echasen una mano. «A lo mejor me ayudarían».

Asunción Novoa. 41 años.

Está casada, tiene una hija de tres años y, aunque su marido trabaja, la ayuda de los padres no le falta. «Me ayudan pagando, por ejemplo, las actividades extraescolares de la niña». Para ella, encontrar trabajo no es fácil. «En Vigo es difícil porque las empresas buscan gente joven, de 20 ó 25 años. Cuando superas los 40, donde más puedes trabajar es como asistenta en casas», afirma.