Los gusanos planos que viajan al espacio y pasan semanas en la Estación Espacial Internacional están ayudando a científicos de la Universidad de Tufts a estudiar cómo una ausencia de gravedad normal y campos geomagnéticos puede tener consecuencias anatómicas, conductuales y bacteriológicas, según un documento que se publicará el 13 de junio en Regeneration.

La investigación tiene implicaciones para los viajeros espaciales humanos y animales y para la ciencia regenerativa y la bioingeniería.

Los miembros de este equipo de científicos trataron de determinar cómo la microgravedad y los campos microgeomagnéticos afectarían el crecimiento y regeneración de los gusanos planos y si los cambios persistirían después de que los gusanos regresaran a la Tierra.

Estos animales se suelen utilizar para estudios debido a su capacidad notable de regenerar cuando las partes de sus cuerpos son amputadas.

El objetivo es saber qué les sucede en el espacio y en su regreso a la Tierra podría conducir a una mejor comprensión de cómo las fuerzas físicas influyen en la forma del cuerpo y la toma de decisiones celulares.

"Durante la regeneración, el desarrollo y la supresión del cáncer, el patrón corporal está sujeto a la influencia de fuerzas físicas, tales como campos eléctricos, campos magnéticos, campos electromagnéticos y otros factores biofísicos. Queremos aprender más acerca de cómo estas fuerzas afectan la anatomía, el comportamiento y la microbiología ", dijo Michael Levin, profesor de la Universidad de Tufts.

"A medida que los seres humanos efectúan la transición hacia convertirse en una especie espacial, es importante que deducir el impacto del vuelo espacial en la salud regenerativa por el bien de la medicina y el futuro de la investigación del laboratorio espacial", agregó Junji Morokuma, otro de los investigadores.

Los investigadores lanzaron un conjunto de flatworms en el espacio a través de la misión SpaceX Commercial Resupply Service 5 el 10 de enero de 2015. Algunos animales se lanzaron amputados, otros en recipientes de cristal y otros enteros.

El equipo ha utilizado dos métodos de control. El primero consistía en utilizar gusanos sellados vivos en el espacio, mantenidos en la oscuridad a una temperatura de veinte grados, mientras que el otro utilizaba el mismo proceso pero en la Tierra.

Después de cinco semanas en el espacio, las muestras fueron evaluadas inmediatamente a su regreso y durante el transcurso de 20 meses.

A través de una serie de pruebas conductuales, microbiológicas y morfológicas, los investigadores identificaron una serie de diferencias entre los del espacio y los gusanos terrestres.

Uno de los resultados más sorprendentes se vio en que uno de los fragmentos amputados enviados al espacio se regeneró en un raro gusano de doble cabeza. Mientras, cuando los investigadores amputaron ambas cabezas del gusano expuesto al espacio, el fragmento central sin cabeza se regeneró en un gusano de doble cabeza, demostrando que la modificación del plan corporal que ocurrió en el gusano era permanente.